Fallece el pintor, dibujante y joyero Rafael Munoa, el artista generoso
fue colaborador durante 25 años de 'la codorniz' Referente cultural donostiarra, su trayectoria está jalonada de premios y reconocimientos
donostia. El pintor, dibujante y joyero guipuzcoano Rafael Munoa (Donostia, 1930) falleció ayer de modo repentino en su domicilio. Fue un artista total -aunque él renegaba de la palabra artista, e insistía en que se limitaba a "trabajar"-, un artesano exquisito y culto, cuyos trabajos se impregnaron siempre de su fino humor y su aliento poético.
Su vida no conoció el aburrimiento. Referente de la cultura donostiarra, fue íntimo de Mihura y Chumy Chumez, con quien estudió dibujo, amigo de Buñuel, Martín Santos o Benet, y conoció a Oteiza, a Buñuel y a Balenciaga.
Colaborador durante 25 años de La codorniz, ilustró 35 libros y publicó la prestigiosa Enciclopedia de la plata. Miembro de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País, que lamentaba ayer su muerte, y de la Real Academia de la Historia, su talento alcanzó casi cualquier disciplina y material, como la cerámica y los estampados en tela. Fue Primer Premio Nacional de Ilustración (Lazarillo) del Instituto Nacional del Libro en 1959, Primer Premio Nacional de Dibujante de Prensa Infantil del Ministerio de Información y Turismo en 1964 y finalista del Torchio d'Oro en 1965 por sus ilustraciones de Platero y yo de Juan Ramón Jiménez.
Julia Echeberria, promotora de la galería donostiarra con la que el pintor trabajó estrechamente, subrayaba ayer que Munoa había "sido uno de los nombres más cultos y mejor formados que hemos tenido en Gipuzkoa". "Su prestigio es internacional", enfatizó. "A su familia y a la mía nos unía una entrañable amistad -explicaba Echeberria, muy afectada-. Ante todo, fue un hombre muy generoso con todo el mundo, una buena persona".
homenajes de su ciudad En 1958 empezó a trabajar en el negocio familiar, la joyería Casa Munoa, empresa en la que aplicó sus cualidades artísticas. En 2007 recogió el premio a la trayectoria del negocio cincuentenario, uno de los homenajes que su ciudad tributó en los últimos años a quien, en otra muestra de su carácter desprendido, cedió piezas de su colección privada para exposiciones.
Kutxa le dedicó una muestra antológica en 1999 y Donostia le entregó en 2005 la Medalla al Mérito Ciudadano. En 2010 el Concurso de Pintura de Tamayo rindió homenaje a su figura dentro de la programación de Olatu Talka. Este fin de semana el certamen amateur impulsado por la Oficina 2016 posee una nueva oportunidad de demostrar su admiración.
Para sus allegados, la despedida tendrá lugar mañana, a las 19.30 horas, en la iglesia de San Vicente de la Parte Vieja.