"Mississippi' es un intento de vivir en un espacio y en un tiempo que nunca viviré"
el músico vasco markos untzeta realiza un "viaje" enciclopédico a través del rock
DONOSTIA. Markos Untzeta nació en Eibar, vive en Ondarroa y trabaja como profesor de castellano en Deba. Jamás ha viajado al río ni al estado que da nombre a su tercer disco, Mississippi (Gaztelupeko Hotsak, 2011), pero ha utilizado sus trece canciones como "intento de vivir un espacio y un tiempo que nunca viviré". "Ese es el poder de la música, que evoca de manera viva lugares, sensaciones y tiempos que son diferentes a los nuestros", aseguró el miércoles en una rueda de prensa en Donostia.
El álbum está concebido como un "viaje" casi enciclopédico en el que su autor ha intentado explicar "con música y palabras" lo que significa el rock para él, "desde sus orígenes hasta las formas dominantes de hoy en día".
Así, el guitarrista y vocalista ha iniciado su periplo en el mítico cruce de caminos en el que el legendario bluesman Robert Johnson vendió su alma al diablo (Mississippi) para proseguir en el Mardi Gras de New Orleans (Rag-time cabare- ttean) y hacer paradas en ciudades como Memphis (Elvis Presley, adibidez) o Nashville (Burua ezin jasota). En otros temas hay alusiones a Buddy Holly y a canciones que suenan en el jukebox de un bar (Galdutako hoiek), a caminos polvorientos (Eremu lehorretan), a puentes y ríos (Zubiak eta ibaiak).
Estilísticamente, el disco no es muy diferente a Gauaren basamortuan (2002) y Zenbat euri (2006), aunque Mississippi constituye, en palabras de su autor, un gran "paso adelante". "Suena a como quería sonar hace unos años, cuando no tenía la habilidad ni el conocimiento de ahora. Antes queríamos tocar, por ejemplo, al estilo de The Band y quizá nos acercábamos un poco, pero ahora creo que hemos acertado plenamente", dice, satisfecho.
Para ello han sido necesarios cuatro largos años de trabajo cocinado a fuego lento junto a quince músicos que han prestado matices diferentes a cada tema en función de su estilo. "Para Elvis Presley, adibidez quería un toque años 50, un sonido como el de las grabaciones de Sun Records. Por ello, busqué un músico que tuviera una guitarra Gretsch y supiera tocar con un ampli Vox pequeño. Y para Rag-time necesitaba un ambiente más vodevilesco, bohemio y francés, de Nueva Orleans, por lo que necesitaba un trombón y un acordeón. Para otro tema más country, en cambio, tuve que buscar alguien que tocara el banjo... Así está hecho el disco: un músico para cada atmósfera", afirma.
A la hora de llevarlo al directo, sin embargo, la propuesta se reducirá a la mínima expresión. Al menos de momento, Markos Untzeta ofrecerá los conciertos en solitario, con voz, guitarra y armónica, intentando, eso sí, "reproducir la esencia de la canción".
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