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Discos de vinilo El resurgir del "Slow Music"

Discos de vinilo El resurgir del "Slow Music"

LA rotación continua y pausada de un disco de vinilo, rasgado por la pesada aguja del gramófono, ha hipnotizado desde su creación a numerosas generaciones de amantes de la música. De hecho, las causas de dicho embrujo han sido explicadas de muchas maneras: la calidad de su música, la nostalgia, el fetichismo... Y, sin embargo, desde que su muerte fuese anunciada a finales de los ochenta, con la irrupción del entonces todopoderoso CD, este formato parecía haber perdido gran parte de ese poder de captación. Hasta estos últimos cinco años, en los que los clásicos LP parecen estar recuperando su fuerza hipnótica.

En la era de lo digital y del mp3, el mundo -y el mercado- de la música asiste expectante a ese resurgir. ¿Revival del vinilo o simple comentario de barra de club de música? ¿Últimos coletazos de un formato convertido en reducto de coleccionistas y DJ o más bien una oportunidad para ofrecer valor añadido en un momento en el que la venta de discos disminuye con celeridad? Quizá sea pronto para responder tantas incógnitas, pero he aquí una aproximación a estas y otras cuestiones.

Hay quien no rehúye a hablar de revival y de renacer, a pesar del momento de incertidumbre y cambios al que se enfrenta la producción cultural y, en concreto, la industria discográfica. Es el caso de Pablo Mola. "De no tener ninguna presencia, el vinilo ha pasado a convertirse en una categoría de venta que está ampliándose", afirma, basándose en el contacto diario con los clientes de la tienda Fnac de Donostia, un termómetro adecuado para testar el comportamiento del gran público. Desde su responsabilidad al frente

de la sección de música del establecimiento de la cadena, Malo constata que en el ejercicio 2009-2010 las ventas de discos de vinilo crecieron un 10%.

"fiel y especializado" Clásicos de AC/DC, Metallica y U2, títulos imprescindibles de jazz y de soul, así como novedades del pop rock internacional son las piezas más codiciadas entre los vinilófilos. Al incrementar las ventas, además, las unidades que se sacan a la venta también van en aumento. "Si llegan quince CD, por ejemplo, en vinilo se colocan dos o tres ejemplares", ilustra Mola, y añade que son cada vez más los artistas que se lanzan a publicar sus discos en ambos formatos. Según detalla, en esos casos, el LP analógico incorpora la versión digital en el paquete.

Según analiza Mola, la rotación de discos gramofónicos es "menor que el del CD", pero "más fiel y especializado", con una gran incidencia en el apartado de jazz. El portavoz de Fnac advierte, además, de que se está incorporado gente joven a lo que él se reafirma en calificar como "revival". En la carpa que la cadena instala en el marco del Jazzaldia de Donostia han constatado, por ejemplo, que los no veteranos también se dejan fascinar por el negro brillo de este soporte.

Pero también hay cifras discordantes. La venta de reproductores de vinilo, de tocadiscos, descendió en el ejercicio 2009-2010 a pesar de su crecimiento en años anteriores. "Las cosechas anteriores, quizá, son las que están dando ahora sus frutos en la venta de LPs", se aventura a decir Mola, quien añade que el catálogo de máquinas reproductoras sí se ha visto ampliada en los últimos años.

¿"slow music"? Con gramófono antiguo o nuevo, lo cierto es que los LP parecen estar recuperando su espacio entre vendedores y compradores. Algo que no deja de tener un halo de contestación, de rebelión ante los megabytes de música que uno se puede bajar de Internet para escucharlos en su Ipod. Un movimiento que bien podría denominarse Slow Music, adaptación del término gastronómico Slow Food, contrapuesto al Fast Food.

Asier Zulueta, miembro del colectivo Bidehuts, refrenda esta teoría al afirmar que encender un tocadiscos puede implicar una manera "más consciente" de escuchar música. "Supone sacar el disco de su funda, limpiarlo con una gamuza que no deje pelusa y colocarlo en el reproductor. Cuando pasan 20 minutos,

además, tienes que levantarte para cambiar de cara y seguir escuchando", relata. Algo que se contrapone, en su opinión, al riesgo de caer en un consumo de música como en "un supermercado" donde se escuchan "canciones de todo tipo ininterrumpidamente".

"Nuestra generación conoció este formato olvidado por la gran industria -quizá porque su coste de producción es mayor- y esto nos une sentimentalmente a él, pero me pregunto si un chaval de 18 años no nos verá como extraterrestres", se interroga.

Dentro de Bidehuts, marca formada por grupos como Inoren ero ni, Lisabo y Anari para facilitar sus autoproducciones, son varios los artistas y los grupos que han publicado sus álbumes en el doble formato CD-LP. Incluso hay quien, como Inoren ero ni, ha publicado sus tres discos sólo en vinilo. "Diría casi que es un antojo. Saben que, si quisieran llegar a un gran público, la gente querría CDs, pero deciden darle importancia a ese objeto y a ese apetito", explica Zulueta.

Uno de los últimos lanzamientos de este colectivo ha sido el doble álbum Txinaurriak, una colección de versiones de temas de Mikel Laboa realizadas por grupos actuales. Pues bien, las copias sacadas al mercado en vinilo se agotaron a un mes escaso de su publicación.

El resurgir del acetato también se ha reflejado en las cifras arrojadas a escala mundial. Aunque la comparación del número de LPs vendidos no podría compararse con el de los CD y los mp3, en porcentajes de crecimiento las cosas cambian. Entre el año 2008 y el 2009, por ejemplo, la demanda de discos analógicos aumentó un 33%, convirtiéndose así en el formato que más creció. ¿Podrían agarrarse las discográficas a la aguja del tocadiscos para salvaguardarse del declive del disco compacto?

reediciones Para Anjel Valdés, responsable de Elkar Musika, la respuesta no está clara. "Parece que algo se está moviendo. Es un soporte agradable, pero el mercado -en un sentido amplio- no aceptaría que editáramos solamente en vinilo", plantea. El sello vasco, sin embargo, ha reeditado este otoño los primeros discos de varios pioneros de la escena en Euskal Herria -Laboa, Ruper y La Polla, entre otros-. Valdés recuerda que no se trata de buscar una "oportunidad de mercado", sino de recuperar los comienzos "de quienes abrieron nuevos caminos".

El productor también es de los que piensa que, como objeto, un vinilo resulta más valioso y "agradable" que un CD. Y pone como ejemplo el primer álbum de Mikel Laboa. "Una portada como ésa queda escasa en unas dimensiones de doce centímetros. La obra de Zumeta adquiere más relevancia en una funda de LP. Como ese, podríamos citar muchos ejemplos más".

Sin embargo, prefiere no aventurarse demasiado respecto al futuro del vinilo, dado el "complejo contexto" en el que se halla la industria cultural. "Seguramente, lo que hacemos hoy sólo se puede interpretar en los términos actuales. Ese formato está ahí y parece que algunas personas la prefieren. Quizá algunas veces haya más o menos, pero creo que siempre seguirá existiendo, al menos hasta que no se acabe el petróleo", reflexiona.