EN el conflicto abierto que vive Musikene desde hace 70 días, ésta ha sido la primera semana en la que se ha visualizado lo que hasta ahora pertenecía al terreno teórico, la contraposición de conceptos y cruce de declaraciones, y toma cuerpo la distancia que separa el criterio de la coordinadora general, Carmen Rodríguez Suso, respaldada por el Departamento de Educación del Gobierno Vasco, y el de los alumnos y los profesores. Después de ceses, dimisiones y anuncios más o menos soterrados de cambio de modelo, la reducción de las plazas para el próximo curso -de 114 a 50, un 57% menos que el año anterior- ha provocado la reacción más enérgica de los estudiantes y la primera conjunta y pública de los docentes.

El debate sobre Musikene se ha movido en dos terrenos dispares: a puerta cerrada y en los medios de comunicación. Es una discusión compleja, en la que se exige distinguir excelencia de sibaritismo y prioridades en la inversión pública de posturas personales.

Por un lado, el Departamento de Educación, la coordinadora general e incluso el alcalde de Donostia asumen que la situación económica del centro, tal y como se había gestionado hasta ahora, era insostenible. Un profesor arguye, en contra: "Si todo lo invertido se echa a perder, ¿no se estará entonces despilfarrando?"

conservatorios de grado medio

Seguridad

Hasta ahora, algunos docentes estaban más movilizados mientras que otros esperaban acontecimientos. El miércoles, 48 horas después de que se conociera la disposición que recortaba las plazas para el próximo curso a menos de la mitad y eliminaba 14 de las 34 especialidades para los nuevos estudiantes, más de cien profesores se reunieron para redactar un comunicado sin ambigüedades: reclamaban el cese de la coordinadora y una "reconducción clara" de la política del centro. Con el recorte de plazas, también serán necesarios menos docentes, aunque se desconoce el alcance concreto de la medida.

Al mismo tiempo que se reunían los profesores, los alumnos lo hacían en otra sala. En el transcurso de la asamblea, se enteraron de que la coordinadora se acercaba al Palacio Miramar. "Cuando se supo que venía, se le hizo un pasillo, y luego le siguieron al despacho, hubo un gran griterío. Llamó a la Ertzaintza pero ya se había ido todo el mundo; los propios miembros de Seguridad de Musikene desalojaron el despacho. También avisó a un medio de comunicación para que sacaran fotos y aparecer como víctima", opina uno de los asistentes, que atribuye la protesta al ambiente "tenso y crispado". El alumnado "desconfía muchísimo" de Rodríguez Suso, asegura.

Tras los últimos acontecimientos, el viceconsejero de Educación ha enviado a representantes del alumnado y el profesorado, que ha declarado a la coordinadora general "interlocutora no válida", un e-mail para reunirse dentro de diez días. Sin embargo, ese encuentro puede materializarse "demasiado tarde" para los alumnos del centro, a los que se les agotan los plazos para el traslado del expediente -una opción que algunos están considerando ante el probable cambio de modelo de Musikene- y para los nuevos, para los que finaliza el periodo de inscripción. Unos y otros necesitan "respuestas ya" sobre "la definición de Musikene del año que viene". Ayer volvieron a protestar en un "desfile-caos" que recorrió el camino entre la calle Matía -el corazón del barrio de El Antiguo- y el Boulevard.

"Ahora dicen que la resolución (de las plazas) y el reglamento (orgánico) están en estudio pero... ¿qué más margen quieren tras cuatro meses de incertidumbre?", inquiere un alumno. El miércoles fue "un día importante", considera la misma fuente, porque se demostró que "todos estamos en la misma lucha: casi 700 personas de distinta edad, condición, procedencia e ideología, contra una".

Mientras dentro aumenta la cohesión, la preocupación se extiende a otros puntos del Estado. Conservatorios de grado medio, el antecedente natural de Musikene, como los de Murcia, Córdoba, Valladolid o Pamplona han transmitido su inquietud por la situación. La próxima semana profesores y alumnos convocarán una rueda de prensa para explicar su postura a la sociedad y los partidos políticos.

Tras la melodía de incertidumbre, la sinfonía de ruido y furia y el timbre trágico de la ópera, nadie quiere interpretar un réquiem.