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Belén Esteban, en la portada de 'Le Monde'

Belén Esteban, en la portada de 'Le Monde'

PAMPLONA. La corresponsal de este periódico en Madrid, Sandrine Morel, detalla que "esta rubia de 39 años, demasiado delgada y con la cara estropeada por la vida", que saltó a la fama en 1998 gracias a una relación sentimental con el torero Jesulín de Ubrique, reúne cada tarde frente al televisor a cerca de dos millones de telespectadores durante las cuatro horas que dura el programa de Tele 5. Y que "a pesar de su grosera forma de hablar y de sus maneras rudas" obtendría el 7,9% de los votos si se presentara a unas elecciones generales, según un sondeo del 2010.

"Es un ejemplo de hiperrealismo. Sus lágrimas parecen tan reales como las lágrimas reales --explica Miguel Roig, autor del libro 'Belén Esteban y la fábrica de porcelana'-- Y el público espera ver el momento en el que se estrellará". "Es el símbolo de la degradación de la televisión, y también del discurso público, tanto a nivel de contenido, trivial, como a nivel de forma, basada en descalificar a otro", sostiene Gerard Imbert, profesor de la Universidad Carlos III de Madrid.