El año sabático de Mikel Astarloza
hace ejercicio casi a diario, pero ha ganado doce kilos:
mikel Astarloza es de Pasaia. En noviembre cumplirá 35 años, y el cierre de Euskaltel-Euskadi le impedirá luchar por cumplir lo que siempre reconoció que era “una obsesión”: volver a levantar los brazos en el Tour después de aquella frustrada victoria de 2009 en Bourg Saint-Maurice. Su intención era seguir en activo. “Pienso que aún me quedaban un par de buenas temporadas en las piernas”, dice, aunque reconoce también que la decisión de abandonar fue sencilla. “Las condiciones no eran las mejores para continuar”. Astarloza inició así un año sabático que se le ha pasado “volando”. “En lo personal está siendo una época muy buena para mí”, describe este aita de nuevo cuño.
Una época buena por muchos motivos adicionales, entre ellos el fin del idilio particular que Astarloza mantenía con la báscula. “En activo me pesaba entre dos y tres veces al día. Era una obsesión. Ahora me subo un par de veces al mes como mucho, suficiente para darme cuenta de que he cogido doce kilos. En casa me dicen que así estoy mucho mejor”. Ha ganado peso, pero no será porque haya dejado el deporte. Su año sabático le permite practicarlo. “Desde un principio seguí haciendo vida de profesional. Me levanto a la misma hora y salgo a la misma hora. Pero si voy en bici hago recorridos mucho más cortos. Y, si llueve, salgo a correr o voy al gimnasio”, relata este aficionado al running.
A la hora de hablar del futuro, Mikel reconoce no tener aún planes concretos. “Los ciclistas somos como cualquier trabajador. Tengo derecho a cobrar el desempleo durante dos años y aún cuento con margen. De momento estoy colaborando con algunos medios de comunicación, pero escucho ofertas de todo tipo”, señala sin excesiva nostalgia ciclista. “No he vivido la temporada con envidia, quitando el Tour, claro. Lo veía por televisión y se me caía la baba”. - M.R.