LA guardia guipuzcoana del RadioShack americano seguirá trabajando en 2012 para Chris Horner. Y si toca, también para Andreas Kloden. Aún así, Haimar Zubeldia (Usurbil, 1977) y Markel Irizar (Oñati, 1980) habrán cambiado de maillot con el nuevo año. Hasta el 31 de diciembre, se entrenan con el de 2011, pero desde el 1 de enero se les podrá ver rodando por las carreteras guipuzcoanas con los colores que mayor respeto infundirán la próxima temporada en el pelotón profesional. Su antigua escuadra se ha fusionado con el Leopard de los hermanos Schleck, naciendo así un potente equipo que arropará a los luxemburgueses (sobre todo a Andy) en pos de sus objetivos, y que intentará no dejar solo a Cancellara en su camino hacia Roubaix. Los dos guipuzcoanos, recién llegados de un stage en Calpe a las órdenes de Johan Bruyneel, afrontan con ilusión la temporada en el nuevo RadioShack Nissan-Trek. Eso sí, a Irizar todavía le dura el susto de la caída sufrida el pasado domingo 4 de diciembre durante un entrenamiento.
La primera pregunta es obligada y va para Markel. ¿Qué tal se encuentra tras su caída?
Markel Irizar: Bastante bien para el pedazo de galleta que me pegué. Sigo con escayola, y hasta la semana que viene no me la sustituyen por una férula. Mientras, estoy haciendo muchísimas horas de rodillo para no perder entrenamiento, y creo que físicamente me encuentro bien. Además, en la cara tampoco me han quedado excesivas secuelas. He tenido muchísima suerte, porque las cicatrices no han dejado grandes marcas, y además están en sitios poco visibles: dentro de la ceja, al lado del ojo, en el labio...
Haimar Zubeldia: Yo también me llevé un susto gordo con la caída de Markel. Habíamos quedado donde solemos hacerlo a menudo, en la zona entre Eibar, Elgoibar y Mendaro. Cada uno entrena en un sentido, así que nos cruzamos en la carretera y a partir de ahí nos juntamos. Pero ese día Markel no aparecía, y encima nos comentaron (a él y a Amets Txurruka, de Euskaltel-Euskadi) que se había caído. Cogimos su ruta habitual y llegamos casi hasta Arrasate, pero no nos lo cruzábamos. Menos mal que me llamó su mujer y ya nos tranquilizamos un poco.
Markel, ¿recuerda algo del accidente?
M.I.: No, nada. Fue en Bergara, yendo hacia Eibar. Me caí en una zona de obras, en un estrechamiento de la carretera, de dos carriles a uno. Así que pensé que me habría golpeado con alguna señal. Pero los agentes de la Ertzaintza me dijeron que no, que me habían encontrado a once metros de la última señal, y que la bici estaba todavía más lejos, intacta. Parece que se me reventó la rueda de delante, cogí algún cono, me caí con la cara en el suelo y fui arrastrándome unos metros.
Estas cosas, mejor en diciembre que en otro momento de la temporada...
M.I.: Está claro. Si la mano no me duele en un futuro, sobre todo en carreras con pavés, no me habrá quedado ninguna secuela. Y en lo que a la forma se refiere, creo que no he perdido nada. El mismo domingo de la caída me dieron de alta, al día siguiente di una vuelta por el monte, y el martes aquel ya empecé a hacer rodillo. Lo que más me preocupa de todo esto es el susto que les di a mis hijos, a mi mujer y a mi madre. Pero ya estoy bien.
Acaban de regresar de una concentración en Calpe con su nuevo equipo. ¿Digo bien?
M.I: Sí, porque para mí es un equipo nuevo. Solo seguimos once corredores del RadioShack, y el resto corrieron el año pasado en otros conjuntos, muchos en el Leoopard. Se ha creado un súper equipo. Nos hemos fusionado dos escuadras con mucho nombre, y un montón de gente dice que hay demasiados gallos en el mismo corral. Pero las cosas están bastante claras, el ambiente es muy distendido y la gente se encuentra con muchísimas ganas.
H.Z.: Recuerdo que la noticia de la fusión nos cogió un poco por sorpresa, mientras corríamos la Vuelta a España. Siempre que inicias una nueva etapa en un nuevo equipo, aunque ahora lo de nuevo es un poco relativo, tienes esa ilusión especial. Yo, personalmente, la siento ahí adentro. Y luego está el tema del ambiente entre los nuevos compañeros. Como dice Markel, es muy distendido. Ha ayudado la concentración que organizó Bruyneel nada más terminar la pasada temporada, hace mes y medio, en Bélgica. Nos juntamos todos unos días, y aquello ayudó a que en el segundo stage, la semana pasada en Calpe, no empezáramos de cero.
La expresión la ha utilizado Markel: "Demasiados gallos en el mismo corral". Es lo que comenta mucha gente...
H.Z.: Para esto Johan (Bruyneel) ha sido muy hábil. Organizó aquella concentración en Bélgica, y nos mezcló a todos. Los del RadioShack compartíamos habitación con los del Leopard. Por parejas. Y luego, por ejemplo, a mí los masajes me los daba un fisioterapeuta del Leopard, aunque conocía a los tres que había del RadioShack. Eso ha ayudado a crear ambiente de grupo, y a que todo el mundo esté por la labor.
M.I.: A mí en la concentración de Spa, la de Bélgica, me tocó compartir habitación con Frank Schleck, que es un tío bastante campechano. Bruyneel ha conseguido en muy poquito tiempo que todos asimilemos la nueva situación. Ni esto es el Leopard, ni esto es el RadioShack. Esto el RadioShack Nissan-Trek. Tenemos un equipazo, y solo queda plasmarlo con resultados en la carretera. Para lograrlo, motivación no va a faltar... Si vieras a la gente el aspecto físico que tiene ahora mismo, y escucharas lo que comentan los compañeros, te harías una idea.
H.Z.: Es cierto que todo el mundo está muy fino. En eso ha influido el buen invierno que estamos teniendo. Se ha podido entrenar más de lo habitual, y eso se refleja en el nivel de los ciclistas. También se va a reflejar en las primeras carreras del calendario, ya lo veréis... Se va a correr mucho.
Tras aprender inglés en el RadioShack, ¿qué idioma van a tener que dominar ahora?
M.I.: Pues en el equipo hay mucho alemán. Tres médicos son alemanes, un masajista, un mecánico... Y hablan el idioma Cancellara, los Schleck, Zaugg, Rast, Gerdemann... Lo que está claro es que, aunque tengamos espónsors americanos, el equipo ya no lo es. La sede está en Luxemburgo, y puede decirse que el alemán es el primer idioma.
H.Z.: Es verdad que se habla mucho alemán en el equipo, pero ya se sabe que el inglés es el idioma universal. Yo creo que con eso nos entendemos todos...
Markel explicaba antes que compartió habitación con Frank Schleck. ¿Qué tal la convivencia con los hermanos?
H.Z.: Muy buena. Ellos son los primeros que están por la causa. El mismo Cancellara también está demostrando que es un buen compañero. Tenemos corredores de mucho nivel que conviven en el equipo, pero no va a haber ningún tipo de problema.
M.I.: Eso es. Tanto Andy como Frank están por la labor de hacer equipo, y no son unos tíos que vayan de divos. No buscan tener ningún protagonismo.
¿Correrán los Schleck el Tour, o les echará para atrás tanta contrarreloj?
M.I.: No lo sé. Tampoco es algo que me preocupe mucho. Yo sé lo que me va a tocar a mí, y este año me han metido en el grupo de las clásicas, con Cance (Cancellara). Empezaré en Mallorca y Andalucía (prueba que Markel ya ganó el año pasado), y luego iba a correr la Tirreno-Adriático, pero al final estaré en la París-Niza. Habían montado un equipo muy fuerte, con mucho gallo, pero tendré que estar yo, con el objetivo de que al menos haya alguno para currar. Y será entonces cuando me incorpore al grupo de Cancellara. Desde San Remo hasta la Paris-Roubaix vamos a estar viviendo un grupo de ciclistas en un hotel de Brujas, casi de continuo.
Cancellara tiene el Velódromo de Roubaix entre ceja y ceja, ¿no?
M.I.: Bueno, pero, por ejemplo, en Flandes también contará con opciones... En todas estas pruebas estará el BMC, con Gilbert, Van Avermaet, Hincapie y Hushovd. Pero pienso que nosotros tenemos al corredor más fuerte. Cancellara está motivadísimo, y tiene un equipo potente a su disposición. Además, lo bueno para nosotros es que las cosas están claras: somos siete para ayudar a uno. Se trata de una situación inversa a la que se nos dio con el RadioShack en el último Tour. Teníamos un equipazo, pero no contábamos con ningún favorito. Esta vez estaremos más ciclistas para trabajar, y tendremos al corredor más fuerte.
Haimar, ¿qué hay de su temporada?
H.Z.: En Calpe hubo tiempo para todo. Por la mañana, entrenábamos, y por la tarde diseñábamos lo que va a ser el año. El mío va a resultar muy parecido a 2011, aunque luego me puse enfermo y no pude correr la Vuelta al País Vasco. 2012 lo empezaré en Mallorca, luego estaré en Andalucía y también en la Volta a Catalunya. Tras País Vasco haré Amstel, Flecha y Lieja, y después pararé para reaparecer en California. Tocará trabajar para Chris Horner, que ya ganó la prueba el año pasado. Allí empezaré a preparar el Tour.
¿Estará en la ronda gala?
H.Z.: De momento, estoy dentro de un grupo de corredores que tienen opciones de ir al Tour. Mi temporada está definida hasta ahí, y supongo que en función de si voy o no, correré determinadas pruebas. De todos modos, pase lo que pase, la Vuelta a España, en agosto, la correré casi seguro...
M.I.: La idea para mí, como para Haimar, es empezar el segundo bloque en el Tour de California, que para nuestro equipo es muy importante, por el tema del patrocinador. Luego vendrá el Dauphiné, y ahí sabré si voy al Tour o no. Si al final me quedo fuera, supongo que correré Austria, la clásica de Donostia y la Vuelta a España. De todos modos, si no pasa nada raro, en la Vuelta estaré seguro. Aquí también me encuentro en la misma situación que Haimar.
De cara al Tour, parece que hay 13-14 corredores para nueve plazas...
M.I.: Eso es, por ahí andará la cosa... Aunque, cuando se va acercando una cita, siempre hay alguno que por lesión o por enfermedad se cae de la convocatoria. Creo que tenemos siete u ocho fijos, y luego quedamos otros cuatro o cinco para las plazas restantes. Yo creo que me lo voy a tener que pelear sobre todo con Popo (Popovych). También están Rast o Posthuma...
Con el equipazo que había el año pasado en el RadioShack, y con tanta caída, Haimar terminó de jefe de filas...
H.Z.: La carrera y la carretera suelen ser las que mandan. Eso siempre es así. Este año tenemos a Andy Schleck, que lleva varios años haciendo segundo. Y eso te simplifica bastante las cosas. Se trata de trabajar para él, para ver si conseguimos que, de una vez por todas, se suba a lo más alto del podio. Será un Tour con bastante contrarreloj, es cierto, pero yo pienso que Andy tendrá sus opciones de ganarlo.
En su camino hacia los Campos Elíseos, el luxemburgués tendrá esta temporada a dos escuderos de lujo.