Hace unas semanas, el que fuera alto representante, de la UE para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, declaró en una entrevista que Europa estaba o había “perdido su alma” por su “tibia” postura, ante el genocidio de Gaza y Palestina en “general”.
El hecho es que van ya más de 700 días desde que las bombas, el hambre y la destrucción total de un pueblo (el palestino) es más que un hecho, y es de las pocas o nulas reacciones de la comunidad internacional, y de Europa en particular, como señalaba Borrell. Recordaremos, de nuevo, para disipar dudas, el cruel ataque de Hamás, horrible donde los haya, pero fue quizás la excusa final para iniciar el “borrado” total de un pueblo entero.
Somos “curiosos” los humanos en esto del alma. Recurrimos casi constantemente a ella, etérea, sublime, inmaterial y un largo etc. Queremos con ella, amamos con ella e incluso dicen que nuestra cara es el espejo de esa alma.
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El rostro es el espejo del alma y sus ojos delatores, decía Cicerón. Pero también hay un parte oscura de esa alma. Aquellos que la venden o la encomiendan (adivinen a quién) con tal de conseguir o alcanzar, espurios intereses.
Muy negra la deben tener ya los mandatarios europeos, y algunos o algunas en particular, ante el genocidio de Gaza y Palestina. Sigamos alzando nuestras voces, la de los europeos, poniendo toda nuestra alma, sin perderla jamás.
