A Sánchez le vaticinaba el PP una legislatura complicada: por una vez Feijóo no mentía y realmente le crecen los enanos del circo que ha montado con la ley de amnistía, el fracaso en Galicia, los tractores paralizando las ciudades, la tensión con Yolanda Díaz, además de las masivas manifestaciones por el coste de la vida.

Le acusan de mentir, pues rectificó compromisos para lograr votos para su investidura y mantenerse en el poder. Su apoyo ha sido José Luis Ábalos, que le siguió cuando todo el mundo le abandonó en su travesía del desierto, por lo que fue nombrado su escudero. Fue el muro que le evitaba mancharse con los barros de las contiendas y le pagó con un ministerio.

Pero, ingenuamente, se juntó con Koldo y otras malas compañías y su protector le destituyó de ministro y ahora le ha expulsado del partido por la codicia de sus amigos que se han forrado con las mascarillas, provocando dolor y muerte a una población desorientada y políticos cuya única preocupación seguía siendo la lucha por el poder. El PP se las prometía felices, pues había mordido magro, pero la agudeza no es virtud de la derecha, pues Díaz Ayuso también está vinculada con otro caso anterior de mascarillas. Y ahora es su novio el imputado por otro pelotazo con mascarillas que ella, como pollo sin cabeza niega, aunque el novio, más prudente, asume su culpabilidad buscado la inmunidad, pero Ayuso mantiene su inocencia, lo cual convierte a Sánchez, de acosado por el caso Koldo-Ábalos, en acusador contra el PP cuyos personajes afectados Alberto (Feijóo), Cuca, Tellado, Ayuso y novio. Ahora toda la artillería acumulada contra Sánchez se ha convertido en “sálvese quien pueda” para el PP.

El revuelo mediático que le presta la prensa cautiva le ha complicado su estrategia, pues, además de que el PSOE ha dado al caso de Ábalos solución inmediata enviándole a galeras, la Ley de Amnistía ha sido aprobada con el apoyo de la izquierda y los independentistas. Con lo cual, las hipotéticas ventajas de la derecha sobre el gobierno al que cree haberle colocado la cuerda al cuello, podría ahorcarse con ella una vez más por su arrogancia.

Todo ello, además, tiene una dimensión ética porque una comisión de expertos ha concluido que a causa de la deficiente gestión del covid por la Comunidad de Madrid se han provocado 4.000 muertes de ancianos en las residencias que no deberían haberse producido, tragedia fruto de la impericia de los políticos cuyas consecuencias ocultas empiezan a aflorar y deberán exigir responsabilidades a los gestores incompetentes liderados por Díaz Ayuso, que está siendo acusada de nuevo de presunta corrupción por complicidad con su novio.

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