Florencia

Os voy a desvelar un secreto: cuando veo Florencia, lloro, lloro de bienestar, de admiración, de belleza. Me siento bien. Para mí, Firenze es la ciudad más hermosa del mundo. Il Campanile de Giotto es mi novia perpetua, el Baptiterio y sus puertas la belleza, la cúpula de Bruneleschi el cénit y Il Ponte Vechio mi refugio del agua del río Arno que es el reflejo, el viento, dulce compañero y la Toscana el refugio de los genios. La lluvia, agua de huerta: los edificios, las casas y las calles, cuadros cálidos de colores. Las estatuas, personas de piedra y mármol. Las personas, estatuas y cuadros vivientes caminando vivas. Las pinturas de las iglesias y la catedral, la historia de un pueblo pobre que disfruta con la cocina pobre; y los más ricos, que compiten y gastan el dinero en ver quién hace casas, edificios más elegantes. Si pudiera elegir dónde nacer, lo haría, después, o a la vez, que en Navarra (tan hermosa y diversa), en la Toscana, junto a Miguel Ángel, Da Vinci y muchos genios más, porque me gusta el arte, la gente sensible, inteligente y original.