Perder el tiempo es lo que ha hecho Núñez Feijóo. Sabía desde la misma noche electoral que no iba a ser investido, y a pesar de todo ha estado con la matraca de que le corresponde ser el presidente por ser el más votado, a sabiendas de que no concita la mayoría parlamentaria. La línea política y de entendimiento con Vox provoca un masivo rechazo en la sociedad vasca y catalana. A los grupos vascos los ha tratado con dureza, y se le ha visto molesto con el señor Esteban por darle calabazas. Del proyecto político del PP nada hemos sabido más allá de buscar la confrontación social y la pretensión de endurecer el Código Penal. El discurso de la derecha extrema siempre va en la dirección de más leña y enfrentamiento. Los vascos y catalanes, en las citas electorales, los dejamos en minoría y, a pesar de todo, no tienen otra alternativa que darnos más madera.
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