Muerto el perro, se acaba la rabia
Pues no. Joseph Paul Goebbels. Sólo al citar su nombre nos vienen a la memoria el genocidio judío y las numerosas barbaridades destinadas a trasformar la contienda en una “guerra total”. Su biografía criminal es conocida. Pero hay otro aspecto que se ha ocultado deliberadamente por su actualidad. Fue, sin duda, el más hábil manipulador de las masas del siglo XX. Desde el Ministerio de Información utilizó todos los medios audiovisuales, incluida la prensa. Su gran capacidad propagandística, como conocedor de la psicología de las masas, le permitió presentar al liberalismo y al comunismo como doctrinas dirigidas por los judíos (¿?). Supo traducir al lenguaje cotidiano sus ideas de “odio”. Utilizó la mentira para manipular la verdad. Algunos detalles. De familia católica flirteó con los comunistas, incluso con los anarquistas. En el plano personal tuvo relaciones con una judía, pero las perlas comienzan a rebelarse cuando ya era un nazi de “carné”. De nacimiento tenía un defecto que determinó que le creciese un pie más que el otro. Su ostensible cojera y el aparato ortopédico desmejoraban su aspecto físico. No hay problema. Se presenta como excombatiente de la I Guerra Mundial, herido en combate. Se afilia al (NSDAP) número 8762. No es suficiente. Por decisión de la “cúpula del partido”, le cambian la inscripción al 22.
Son algunos detalles de un personaje nefasto que acabaría sus días suicidándose, él y su mujer, después de asesinar a todos sus hijos. Lo grave es que sus ideas y técnicas manipuladoras continúan utilizándose sin rubor.
Citas de J. P. Goebbels: “Miente, miente, que algo quedará, cuanto más grande es una mentira más gente la creerá”. “Una mentira repetida adecuadamente mil veces se convierte en verdad”. “Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su compresión escasa, además, tienen gran capacidad para olvidar”. Sólo la falta de ética puede justificar la utilización de sus métodos.