Recuerdo que cuando se habla del concepto de vejez, las respuestas pueden ser variopintas. Mi madre decía que solamente los trapos son viejos, pero las personas vamos creciendo, aunque sea en la debilidad. Cuando uno piensa que ya lo ha hecho todo, carece de horizontes y no tiene ilusión para nada, es un triste mayor. Pero vejez no es sinónimo de inutilidad. La vejez, bien llevada, puede ser una fuente de sabiduría, de consejo y de ilusión. El papel de los Centros Sociales de Personas Mayores, lo que llamamos los centros de los jubilados, es fundamental para el envejecimiento activo. Las personas mayores podemos ayudar a construir una sociedad más sensata y madura. Necesitamos personas mayores, que sean capaces de interpretar sabiamente el pasado, de leer con realismo el presente y de apuntar hacia el futuro con lucidez. Necesitamos una vejez así para que nuestra sociedad sea más habitable. A la pregunta de "¿quién es viejo?", alguien me contestó: "Viejo es quien considera que su tarea está cumplida. El que se levanta sin metas y se acuesta sin esperanzas". Son claves lo intergeneracional, el complementarse los jóvenes y mayores; los jóvenes, aportando trabajo, impulso y creatividad; y los mayores, sensatez, calma y sabiduría. Son breves reflexiones, después de unas jornadas de gimnasia rítmica dirigidas por alumnos de la Escuela Profesional de Tolosaldea. El ideal consiste en cumplir muchos años, pero esta meta ideal debemos buscarla cada día con esfuerzo y decisión.
