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¿Dar marcha atrás?

La pugna de Putin por recuperar la influencia que tuvo la URSS en el mundo tiene un segundo objetivo: blindar su autocrática política interior de represión de cualquier disidencia. En este escenario, las auténticas víctimas son los países que se desmembraron de la Unión Soviética y recuperaron una libertad de acción y decisión que, obviamente, no quieren perder. El principal de ellos es precisamente Ucrania, sobre la cual se vuelcan todas las nostalgias de Putin. En definitiva, quiera o no, le corresponde ahora al presidente ruso elegir entre dar marcha atrás a una crisis que ha preparado meticulosamente durante años, o huir hacia adelante en un peligroso juego de poder de consecuencias imprevisibles para el mundo entero.