Lo que sigue se refiere a algo que uno pudo observar el domingo, pero da la impresión de que, tristemente y con independencia de dónde se dispute el evento en cuestión, prácticamente siempre se produce el mismo espectáculo gratuito, sin duda alguna vergonzoso para la gente... digamos que normal. Hablo de los prolegómenos del partido de fútbol entre las selecciones de España y Suecia, encuentro que tuvo lugar en el estadio de La Cartuja, en Sevilla. Antes de dar comienzo al partido y como es habitual, por la megafonía del estadio de turno se presentan ambos equipos y se da paso a los himnos nacionales de las selecciones. Y ahí, justo en ese acto protocolario, es cuando sale a relucir la calaña, el respeto y saber estar de los aficionados (¿mande?) presentes en el estadio, que cuando suena el himno extranjero lo acompañan con pitos y estruendo, o sea una actuación irrespetuosa, vergonzosa y deleznable, que a continuación la redondean cuando, con los sones del himno español, lo acompañan con algarabía y el no menos vergonzoso y penoso “Lolo-lolo-lo-lo-lo-lo-lo....”. Qué bueno, ¿que no?; ¡cuánto patriota!, eso sí, de los de la banderita que no falte pero que, en ciertos casos (personalmente, conozco unos cuantos), su patriotismo queda identificado por tan elevado signo, mientras que lo de tributar lo que le corresponde a cada cual, eso ya... En fin, lo dicho: deleznable y bochornoso; y luego, así nos va, claro.