A lo largo de este mes de septiembre el mundo escolar ya está en marcha. Quisiera recordar unas palabras que dejó escritas el filósofo catalán Balmes (1810-1848): “La educación es al hombre lo que el molde al barro: le da forma”. La educación da forma a la persona. Esta es la gran tarea propia de la educación. Educación no es instrucción. La instrucción llena de conocimientos al ser humano; la educación, en cambio, la forma, la moldea para la vida. Educar es más difícil que instruir. Instruir es una tarea. Educar es un arte, un arte muy difícil que requiere sabiduría, paciencia y constancia.

Y junto a todo esto, “predicar con el ejemplo” es lo que más educa. Aquí no hay trampas ni juegos verbales. Lo que atrae y educa de verdad es el ejemplo. Y esto, sobre todo en el campo familiar, es incuestionable. Los padres que durante todo el día amonestan a sus hijos no consiguen gran cosa, en cambio, los que, sin hablar demasiado, son un verdadero ejemplo de valores éticos para sus hijos, producen en ellos un gran impacto y estos lo recordarán con gratitud durante toda su vida.