Con estos adjetivos califica un ganadero, que se ha hecho viral en las redes sociales, a personas como las agrupadas en la denominada Naturkon y no creo que le falte razón, ateniéndonos a que a los gestores del territorio, que a su vez producen un elemento como la madera que es la base de la tan apoyada bioeconomía y/o economía circular, sean denominados despectivamente “madereros” por estas agrupaciones que se desarrollan en el ámbito urbano. Los Naturkon de hoy son los que en la pasada legislatura mediante manifestaciones de una docena de personas delante de la Diputación consiguieron la destitución del director de Montes y que el Departamento de Desarrollo Rural hiciera caso a sus postulados en contra del propio sector. Las elecciones siguientes pusieron a cada cual en su sitio.

El discurso es el de siempre: solo los bosques que sustentan especies autóctonas generan beneficios ambientales. La realidad es tozuda y un reciente estudio elaborado por técnicos de la Universidad del País Vasco y Zaragoza ha valorado las externalidades positivas que genera el conjunto la actividad forestal de Gipuzkoa en 90 millones de euros. Por tanto, la actividad forestal aporta, de forma gratuita, 129 euros al año a cada guipuzcoano.

Además, se aportan 600.000 tms al año de madera, que es un material renovable, reciclable y con un consumo energético mínimo en su elaboración, lo que le permite ser material indispensable para minimizar la huella de carbono en la construcción y ser por ello el material base de la bioeconomía. El IVA que se genera en el monte, antes de la transformación de la madera, es más del doble de lo que la sociedad aporta al fomento de la actividad forestal y que hoy en día se traduce en cuatro euros por habitante.

¿Quiénes son estos grupos ambientalistas que critican la actividad que más beneficios ambientales genera? ¿Qué beneficios generan ellos? ¿Se dan cuenta que cuando están en un bosque están, la gran mayoría de las veces, en una propiedad particular? Su actitud se asemeja a la de esas personas que se presentan sin ser invitadas, las acoges y das de comer y cuando se van, se atreven a criticar tu forma de vida y exigen cambios en tu casa. Las personas que integran estas organizaciones, por lo general, no viven de la actividad en el medio rural. En muchas casos, viven del sector servicios que existe porque existe un sector productivo. A cualquiera, en estas circunstancias, le parece justo poder vivir dignamente por los servicios que presta. Las personas que plantan árboles, los cuidan y mantienen también exigen de la Administración de turno que remunere los servicios ambientales que genera su actividad, de tal manera que la misma sea atractiva incluso para los pisaprados y comeflores, y de una santa vez pongan manos a la obra y prediquen con el ejemplo.