En muchos establecimientos hosteleros de nuestra provincia se ha puesto de moda un día por semana la posibilidad de poder tomar un pintxo acompañado de una copa de vino. La idea gustó a mucha gente porque es una manera de poder salir y compartir con los amigos y amigas un rato del tiempo libre. En otros lugares fuera de nuestra geografia también existe el tapeo; con la consumición tienen la gentileza de sacar una tapa, quizá más generosa que aquí. Sin embargo, la iniciativa merece la pena ser tenida en cuenta porque en los momentos actuales de crisis, ver las calles llenas de personas poteando de un lugar para otro dan a los bareros guipuzcoanos la posibilidad real de hacer caja ese día. La gente se echa a la calle por la necesidad que tenemos los humanos de relacionarnos socialmente, máxime ahora que vivimos aislados laboral y socialmente. Los guipuzcoanos y guipuzcoanas tenemos unas costumbres arraigadas de nuestros antepasados: el chiquiteo era un fenómeno social que fue perdiendo fuerza con el paso de los años. Aprovechando la iniciativa de los hosteleros, hagamos lo posible para dar vida a nuestros pueblos, bares y comercios.