¿Te acuerdas ama cuando me trajiste al mundo? Pensaste: "Qué niño más bonito tengo". Como cualquier otra madre con su hijo. Lamentablemente para mí, la naturaleza se equivocó conmigo. En mi interior había otra personita, totalmente diferente a mi sexo biológico. Aunque intenté amoldarme a como había nacido, algo no funcionaba en mi interior. La lucha entre cabeza y cuerpo fue terrible después de años de confusión en un papel que no me correspondía, intentando ser alguien con dos personas en mi ser. Mi semilla empezó a crecer tarde, demasiado tarde. Tuve miedo a sentir, a descubrir quién era realmente, hasta que un día fue insoportable y me dije: "Prefiero vivir un solo año como Sonia que el resto de mi vida como Carlos". Aquella semilla creció fuerte y decidida, como buen árbol, ha sentando sus raíces hasta lucir en todo su esplendor, con una nueva sonrisa en mi cara y en mi corazón. Por fin logré un sueño. Mi sueño, por el cual merecería la pena hasta morir. Mi cuerpo y mente ya es uno solo. Ya no volveré a preguntarme qué soy o por qué yo. Te doy las gracias ama por saber quererme y por aceptarme como lo que siempre fui y sentí, aunque naciese como niño. Te quiero, ama. Tu hija.
- Multimedia
- Servicios
- Participación
