Las reseñas de los locales de hostelería han cobrado una enorme importancia, porque permiten a los propietarios saber los puntos fuertes y débiles de su servicio y sirven a los clientes para conocer qué se pueden encontrar si van allí según lo vivido por los clientes previos. Lo habitual es que un cliente escriba una reseña en Google contando su experiencia, positiva o negativa, y que el dueño pueda responder agradeciendo las palabras, pidiendo perdón o rebatiendo lo que esa persona ha publicado, ya que en muchas ocasiones se miente o se exagera.

Su propia reseña

Lo que no es tan común es que sea el propietario el que escriba una reseña sobre su propia actuación antes de que lo haga el cliente. Pero ha pasado, como ha mostrado la popular cuenta de redes sociales Soy Camarero, que lleva el profesional de hostelería Jesús Soriano. “Ojalá todos los jefes así”, ha escrito junto a emojis de aplausos y un corazón, incluyendo una captura de la reseña.

“Soy el propietario y me pongo esta reseña a mí mismo porque este sábado día 30 de abril hemos rechazado a unos clientes que venían a tomar algo a las 17.30”, comienza escribiendo el dueño del bar, llamado Pablo de Francisco, que explica que se encontraban recogiendo ya para cerrar el local. “Nos dicen que son 30 y les decimos que no podemos atenderles y se enfadan. Finalmente, después de habernos mentido, resulta que son 45 personas para tomar alfo sin previo aviso o reserva, y al decirles que no, se enfadan, elevan el tono y dejan entrever la chulería y mala educación que les caracterizaba”, prosigue, asegurando que les dijeron “vosotros os lo perdéis”.

¿El cliente siempre tiene la razón?

El propietario recalca que son un restaurante y no un bar y que atienden siempre a todos los clientes que pueden. “Pero hay un límite. Y creo que hablo en nombre de todos los hosteleros cuando digo que ya no me vale la frase ‘el cliente siempre tiene la razón’. Parece que cuando una persona pisa el suelo de un restaurante sus derechos se elevan al cielo clamando siervos que le atiendan todas sus peticiones y requerimientos, y no, señores, no es así”, continúa en su propia reseña.

Para terminar, deja claro que no todas las personas que acuden a un bar o un restaurante son iguales y que hay que aprender a comportarse. “Seamos humildes y analicémonos a nosotros mismos para ser mejores clientes, no sólo en hostelería, sino en todos los sectores de los que somos clientes en el día a día. Aprendamos de todas aquellas personas que son buenos clientes, amables, respetuosos y educados, porque de ellos muchos deberían aprender”.

Apoyo al propietario

La publicación ha suscitado en la red social X mensajes de apoyo al dueño del restaurante. "El cliente tiene la razón cuando la tiene; cuando no la tiene, no”, dice un tuitero. “Siempre digo que también tenemos que educar a nuestros clientes”, expresa otra. “Clientela egoísta y son muchísimos que actúan así, nadie piensa en el descanso y conciliación familiar de los trabajadores, chapeau por el jefe”, reflexiona otra. “No todos los jefes piensan así, por desgracia...”, sentencia uno más.