Los bulos están a la orden del día, ya sea a través de su difusión por las redes sociales, por los pseudomedios, por medios de comunicación teóricamente serios, en boca de tertulianos, de influencers o incluso en la de políticos. Y en muchas ocasiones parecen tan verosímiles que nos los creemos y los compartimos, expandiendo de este modo, aunque sea de forma involuntaria, la desinformación. Tanto es así que un 25% de los españoles ha compartido un bulo sin saberlo, según recoge el primer informe de la Fundación Comunicando Futuro sobre el estado de la desinformación en España, DesinfoSTOP, que se presentó hace unos días en Bilbao.

Realizada junto al sociólogo Santi Pisonero, la investigación ha abordado el fenómeno desde una perspectiva social, institucional y tecnológica, con un muestreo en el que han participado 1.362 personas y han consultado 60 fuentes bibliográficas.

Falta formación

Entre los resultados destaca la gran preocupación que el 92% de los encuestados ha admitido sufrir ante la cada vez más presente desinformación. Por otro lado, el 95% afirma sentirse expuesto diariamente a los bulos y el 91% reclama una formación concreta para ser capaz de detectarlos. Sin embargo, la mayoría de los encuestados afirma saber distinguir lo falso, aunque casi 3 de cada 10 (un 25%) reconocen haber compartido una noticia que luego resultó ser falsa. El estudio ha señalado que este exceso de autoconfianza es un elemento que facilita la propagación del problema.

El informe alerta de que la desinformación es una amenaza que no solo afecta a la política, sino que también impacta de forma severa a sectores de actividad como el financiero, la salud, la tecnología, la credibilidad empresarial o la educación.

"Respuesta colectiva"

Durante la presentación, el presidente de la Fundación, Alejandro Echevarría, subrayó que es necesario coordinar "una respuesta colectiva que implique a medios, instituciones, empresas y ciudadanía". Así, desde la fundación apuntan a una evidente crisis de confianza por parte de la sociedad, que, junto a la aparición de la inteligencia artificial y los algoritmos de las redes sociales, ha generado una "tormenta perfecta".

Una crisis que los sondeados confían en regular a través de "sanciones severas a quienes se lucran con la polarización" desde las plataformas tecnológicas o con un "marco normativo actualizado" por los gobiernos. Habrá que esperar para ver qué medidas se implementan, pero mientras tanto los bulos y la desinformación se siguen expandiendo, aprovechando la viralidad de las redes sociales.