La segunda llegada de Joan Laporta a la presidencia del Barcelona coincidió con una época que no era ni mucho menos boyante en el aspecto financiero. El nuevo dirigente impuso medidas austeras de inmediato para aplacar la crisis económica. Las dos principales secciones del club a nivel de gasto se vieron de inmediato afectadas por la necesidad de reducir costes. En el Barcelona de baloncesto en concreto, el presidente llevó a cabo una limpieza importante. Por ejemplo, prescindió del entrenador, Sarunas Jasikevicius, y de la estrella, Nikola Mirotic, bajo el pretexto de que sus salarios eran insostenibles para el equilibrio financiero de la sección. Dos de los nombres más importantes del baloncesto europeo quedaban fuera del proyecto culé. Solo unos días antes de la salida de Jasikevicius, el equipo dirigido por el técnico lituano había aplastado al Real Madrid en la final de la ACB (3-0).
Desde la marcha de Jasikevicius, el equipo no ha festejado ningún título y tampoco ha llegado a disputar ninguna final. Primero se apostó por Roger Grimau para liderar el vestuario. El técnico, que no gozaba de experiencia, perdió la semifinal de la Liga Endesa ante el Real Madrid y tampoco logró acceder a la Final Four de la Euroliga tras caer en un quinto partido contra Olympiakos.
Después de solo una temporada en el cargo y con contrato en vigor para una segunda, Grimau fue cesado. Su lugar lo ocupó Joan Peñarroya. El Barça tampoco levantó cabeza el curso pasado. No obtuvo ningún título y tampoco llegó a disputar una final. En la ACB acabó quinto en la competición regular y cayó en la primera ronda de los play-offs ante el Unicaja Málaga (2-1). En Europa, el equipo fue quinto en la clasificación de la Euroliga y fue apeado en la ronda eliminatoria ante el Mónaco (3-2).
A diferencia con lo ocurrido con Grimau, Peñarroya no fue despedido en verano. Josep Cubels, responsable del departamento de baloncesto, entendió que el club necesitaba estabilidad y que afrontaba un periodo de transición. Peñarroya encaró su segundo año de contrato, el último que tenía firmado. Sin embargo, no ha sido capaz de reconducir la marcha del equipo. Al contrario. La crisis se ha agravado y la paciencia se ha agotado temprano en un equipo predestinado a competir por el título de liga y acceder a la Final Four cada campaña.
Cese tras seis jornadas de la ACB
Tras quince partidos, seis de la Liga Endesa y nueve de Euroliga, Peñarroya ya es pasado de la entidad. El conjunto catalán ocupa la undécima posición en la ACB –dos victorias y cuatro derrotas– y es noveno en Europa –cinco triunfos y cuatro partidos perdidos–. Las tres derrotas encajadas en una semana condenaron al técnico. La segunda de las tres fue ante el Real Madrid, que por novena vez consecutiva se llevaba el Clásico. Es decir, la última victoria culé ante el conjunto blanco se remonta a la conseguida durante la final de la ACB de 2023 con Jasikevicius al mando. Tras el último partido perdido, ante el Girona, Peñarroya estalló como síntoma de la desesperación: “Ha sido pésimo”. “Feo de narices”, añadió. “Parece el día de la marmota”, prosiguió. Cubells, por su parte, fue sonoramente abucheado. Parecía que no había vuelta atrás. En cuestión de horas, la cabeza de Peñarroya comenzó a rodar.
El técnico egarense, tras una temporada y apenas dos meses en el banquillo, fue cesado después de protagonizar la pobre media de un 55,8% de victorias en la ACB, el segundo peor registro de la historia del Barça tras el firmado por Manel Comas en 1997, que ganó cinco de los once partidos que dirigió (45,5%). En Euroliga, la media de Peñarroya asciende al 56% de victorias.
El foco en la dirección deportiva
El Barça no presenta ahora un presupuesto comparable con el de las grandes potencias del baloncesto europeo, lo cual siempre es un gran condicionante para alcanzar éxitos. Pero la planificación deportiva, que corre a cargo del director deportivo, Juan Carlos Navarro, ha dejado mucho que desear en cuanto a acierto. Tal vez la máxima expresión de ello sea la llegada de Willy Hernangómez en julio de 2023. El exjugador de la NBA, fichaje estrella, no ha cuajado con Grimau y tampoco con Peñarroya, con quienes ha tenido sus diferencias. Ha actuado muy por debajo de las expectativas.
El club también ha demostrado improvisación, como muestra la incorporación el pasado verano de Youssoupha Fall, quien había sido despedido solo dos meses antes. Además, la clara apuesta por la inmediatez para salir del bache deja ahora una plantilla envejecida, como muestra la media de edad de 30 años, con Jan Vesely (35 años), Nicolás Laprovíttola (35) o Tomas Satoransky (34) como paradigmas.
Xavi Pascual, el deseado para reconducir la situación
Mientras Cubells y Navarro aparecen en el punto de mira de la crítica social, Xavi Pascual apunta ahora a ser el sustituto de Peñarroya. El técnico que llevó al Barça a su segunda y última Euroliga en la 2009-10, convirtiéndose en el entrenador más joven de la historia en alzar el título, es el deseado para liderar una revolución más que necesaria. El catalán ya se dejó querer el pasado verano. Jamás ha cerrado las puertas a un retorno. Aunque está por ver si el proyecto convence al técnico catalán.
El hecho de que pesos pesados como Hernangómez, Vesely o Satoransky finalicen contratos el próximo verano podría ayudar en la transformación. Pero para llegar a ese punto aún queda por delante una temporada que, dada la inercia, puede erosionar la imagen de cualquier entrenador. Mientras se decide el futuro del banquillo, el interino Óscar Orellana tratará de redirigir un rumbo incierto.