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La misión de Nikola Jokic

El pívot de los Nuggets quiere lograr su primer oro con Serbia en un Eurobasket al que Doncic y Antetokounmpo tampoco han renunciado y en el que España, con un equipo de transición, defiende título y su racha de once semifinales

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Algo raro tendría que pasar para que Serbia no ganara el Eurobasket 2025 que comienza este miércoles en cuatro sedes y concluirá el próximo 14 de septiembre en Riga, la capital de Letonia. Pocas veces un equipo ha llegado tan claramente favorito a una cita que no suele dar lugar a demasiadas sorpresas. Es lo que tiene contar con el mejor jugador del mundo, Nikola Jokic, y una plantilla de lujo a su alrededor. Claro que esto es deporte y hace tres años los balcánicos tenían un potencial similar y cayeron en octavos de final ante Italia.

Entonces, el campeón fue España, lo que fue casi una hazaña, una de esas contadas sorpresas. El defensor del título lleva once semifinales seguidas y diez medallas desde 1999, pero resulta difícil ver este año a la selección de Sergio Scariolo cerca del podio en la que será la última competición del técnico de Brescia, el más laureado de la historia en la Federación Española, antes de volver al Real Madrid.

Todo el mundo habla de un Eurobasket de transición al que España llega corto de talento anotador, de juego de uno contra uno y de físico y con dos bases de 19 años a los que ha caído un marrón considerable. Scariolo, que siempre se ha caracterizado por exprimir sus recursos al máximo, habla de una conjura en el vestuario para brindarle la mejor despedida posible, pero eso no ocurrirá si algunos jugadores no elevan claramente las prestaciones ofrecidas en la preparación y muestran más decisión a la hora de mirar al aro. España debutará mañana ante Georgia, que puede ser un partido clave en un grupo en el que está Chipre, que juega nada más que porque es uno de los anfitriones. Los de Scariolo se la jugarán también con Bosnia, privada por lesión de su estrella Dzana Musa, ya que Grecia e Italia parecen claramente superiores. Pasan cuatro de cada grupo a octavos de final y superar esa barrera ya podría considerarse un éxito para una selección acostumbrada al éxito en este siglo.

El último campeón se viste, por tanto, la piel de cordero en un torneo en el que los focos apuntan a otros. Serbia ya puso en muchos apuros a Estados Unidos el verano pasado en París y tiene casi el mismo equipo. Claro que Serbia, como tal, no ha ganado nunca un Eurobasket. Jokic quiere revivir esas glorias pasadas, aunque fuera cib en nombre de Yugoslavia, se ha puesto el traje de líder y tiene claro que no ha sacrificado otro verano para volver a quedarse sin oro. En los amistosos el equipo que dirige un año más el vetusto Svetislav Pesic ha ganado con mucha autoridad sus partidos y su funcionamiento ha llegado a asustar porque tiene de todo y todo bueno: Micic, Bogdanovic, Petrusev, Jovic...

El pívot de los Denver Nuggets no es la única estrella de la NBA que quiere el oro europeo. Giannis Antetokounmpo y Luka Doncic completan un trío, conocido ya como Los tres tenores, cuyo compromiso es innegable, aunque en los últimos años se hayan llevado decepciones. El griego, de hecho, aún está por sumar una medalla con su selección en la que a veces su juego no ha encontrado un buen encaje. Tiene a sus hermanos Thanasis y Kostas para tratar de que esté bien arropado en un equipo que quizás esté un escalón por debajo en los pronósticos. En el caso de Doncic, él ya ha ganado un Eurobasket, el de 2017, pero Eslovenia también ha perdido mucho talento y parece complicado que el de los Lakers pueda llevar lejos a su selección en un torneo en el que le van a poner todas las trabas tácticas posibles.

Los grupos

l Grupo A (sede en Riga). Portugal, Estonia, Letonia, Turquía, Serbia y República Checa.

l Grupo B (Tampere). Alemania, Finlandia, Montenegro, Lituania, Suecia y Gran Bretaña.

l Grupo C (Limassol). Chipre, Italia, Georgia, España, Grecia y Bosnia-Herzegovina.

l Grupo D (Katowice). Islandia, Francia, Eslovenia, Polonia, Bélgica, Israel.

Por debajo de Serbia, habría que colocar entre los aspirantes a medalla a Alemania y Francia. Los germanos son ahora mismo un bloque reconocible, liderado por Dennis Schroeder y Franz Wagner, que fue tercero en 2022, campeón del mundo en 2023 y cuarto en los Juegos de París. Alemania aúna físico, alto ritmo de juego y creatividad, aunque sufre cuando los partidos se atascan. Algo parecido le ocurre a Francia, que presenta un plantel muy renovado y con la ausencia más destacada entre las estrellas de la NBA. Victor Wenbanyama, también Rudy Gobert, Evan Fournier y, a última hora, Vincet Poirier, han dejado el equipo galo, ya sin Vincent Collet en el banquillo, en manos de una generación joven y con poca experiencia en este tipo de torneos. Zacharie Risacher, Bilal Coulibaly o Alexandre Sarr ponen el sello NBA junto a Gershon Yabusele a una selección que quiere apostar por un juego más alegre y, por tanto, algo más imprevisible basado en la explosividad de sus exteriores y la versatilidad de sus interiores.

Los tapados

Otros jugadores NBA pueden elevar el techo de otras selecciones, tal es el caso de Kristaps Porzingis con Letonia, Lauri Markannen con Finlandia o Deni Avdija con Israel. Turquía cuenta con el talentoso Alperen Sengun para pelear de una vez por las medallas e Italia puede ser uno de los tapados con el talento de Simone Fontecchio y una buena mezcla de físico y oficio. Lituania no cuenta con Sabonis, pero sí con Valenciunas, y Georgia puede dar algún susto con Bitadze y Mamukelashvili. Portugal regresa a un Eurobasket tras catorce años y de la mano de Neemias Queta, jugador de los Celtics, sueña con pasar la primera fase. La única selección que está fuera de cualquier quiniela es Chipre, que vivirá un torneo histórico para ellos con el deseo de, al menos, dar una buena imagen.