La Euroliga jamás ha ocultado lo conveniente que resulta para su negocio contar dentro de su competición con equipos radicados en las grandes ciudades europeas. El mercado alemán se ha consolidado con el asentamiento en la élite de Alba Berlín y Bayern Múnich, la ausencia de Roma durante la última década la han cubierto otros clubes italianos, sobre todo el Armani Milán, así como la de París la maquillan, entre otros, el Asvel Villeurbanne o el Mónaco. Pero hay un territorio que históricamente parece impermeable al avance del baloncesto: Gran Bretaña. Contar con un equipo inglés competitivo en la élite, sobre todo ubicado en Londres, sería un sueño de mercadotecnia. Muy lejos queda aquella experiencia de los London Towers, entrenados entre otros por Nick Nurse, ahora técnico de los Toronto Raptors de la NBA, jugando la máxima competición continental a comienzos del presente siglo y puede que los London Lions se acerquen a esa cota en el futuro. De momento, el próximo ejercicio competirán en la Eurocup con la plantilla más reconocible que haya juntado jamás en un equipo inglés.

De cara a su estreno en la filial de la Euroliga, los Lions contarán en nómina con dos jugadores con experiencia en la NBA en los últimos años (Sam Dekker, con notable cartel también en Europa, y Kosta Koufos, últimamente de capa caída tras sus estancias en CSKA Moscú y Olympiacos), siete con pasado en la Liga Endesa (Ovie Soko, en Murcia de 2016 a 2019; Kareem Queeley, en Burgos de 2019 a 2022; Josh Sharma, en Fuenlabrada en 2021; Morayo Soluade, en Unicaja y Gipuzkoa Basket entre 2014 y 2018; Luke Nelson, en Betis y Manresa de 2017 a 2020; Tomislav Zubcic, en Manresa en 2019; y Tarik Phillip, que acabó la pasada temporada en Burgos). Además, han incorporado al alero checo Vojtech Hruban, máximo anotador de la historia de la Basketball Champions League y con una década de experiencia en el Nymburk y, como curiosidad, cuentan desde 2020 con Joshua Ward-Hibbert, que hace una década llegó a ser una promesa del tenis europeo, ganando el Abierto de Australia junior en dobles en 2012 y ostentando aún el récord del saque más veloz para un jugador de esa categoría en Wimbledon: 214 kilómetros por hora.

Evidentemente, no es una plantilla para aspirar a grandes logros en una Eurocup cada vez más potente, pero sí un oasis de esperanza para el crecimiento del baloncesto de clubes en Inglaterra, un punto de partida que cuenta con el respaldo económico de su propietario, el fondo de inversión estadounidense 777 Partners, parte del accionariado del Sevilla, propietario de otros clubes de fútbol como el Genoa o el Standard de Lieja y poseedor también desde 2020 del 45% de la British Basketball League, adquirido por siete millones de libras. A tenor de su vicepresidente, Adam Weiss, la empresa ve un enorme potencial de negocio tanto en el club como en el baloncesto inglés. “Hay un entorno fértil de talento que se pasea por Londres, tal como se paseaba por Toronto hace 30 años y ahora está produciendo tanto talento para la NBA como cualquier ciudad de los Estados Unidos. Lo más importante es desarrollar ese talento. En casi todo el mundo, si alguien ve a un adolescente que mide dos metros, inmediatamente le pone un balón de baloncesto en la mano; eso no sucede aún aquí”, aseguró recientemente Weiss, poniendo sobre la mesa también la necesidad de atraer talento exterior: “Los agentes están comenzando a ver Londres como un lugar para acelerar la carrera de sus jugadores y lanzarles a los niveles más altos de Europa o a regresar a la NBA. ¿Qué no es atractivo en Londres? No hay ninguna razón por la que un jugador deba irse a otro país de Europa o a lugares como Australia o Nueva Zelanda”. Evidentemente, el dinero será la clave de todo.

De momento, los London Lions, nacidos como Hemel Hempstead Lakers en 1977 y en la capital inglesa desde hace una década –juegan en el Copper Box Arena, dentro del parque olímpico de 2012–, tienen camino por recorrer. El pasado curso perdieron la final liguera contra los Leicester Riders, pero en la FIBA Europe Cup, tras caer en la previa de la BCL, superaron la primera fase de grupos, un hito continental para el baloncesto inglés. l