durante el verano de 2009, parecía tener los días contados como jugador del Baskonia. El club había fichado a Walter Herrmann y Brad Oleson, y Fernando San Emeterio, contratado un año antes procedente del desaparecido Akasvayu Girona, tenía todas las papeletas para salir rumbo al Cajasol de Joan Plaza. El jugador ya se había hecho a la idea de que iba a cambiar de camiseta. Pero llegó el Real Madrid y, además de fichar a Prigioni, pagó por el traspaso de Sergi Vidal, operación a la que no pudo negarse el Caja Laboral. En el mercado ya no quedaban gangas y la solución a la marcha del catalán, todo un símbolo en Vitoria, estaba en casa y se llamaba San Emeterio. "Te quedas", le dijeron al cántabro, que llegó a la pretemporada con toda la ilusión del mundo pese a que las perspectivas no eran las mejores para él.
La marcha de Vidal fue el primer guiño del caprichoso destino. El segundo guiño llegó en forma de lesión, además por partida doble, de dos compañeros: Walter Herrmann y Brad Oleson. En unas semanas, San Emeterio pasó de estar fuera del equipo a estar dentro y ser, además, un jugador muy utilizado por Dusko Ivanovic. Y San Emeterio lo aprovechó, y de qué manera. Pasó de estar virtualmente apartado a ser el líder del equipo por méritos propios. Se convirtió en el chico para todo de Ivanovic: defendía, atacaba, reboteaba... acabó la Liga Regular siendo el jugador de campo más utilizado en toda la ACB, con más de 31 minutos por partido. Y el sargento Ivanovic no regala minutos...
Pasó de promediar 6,4 puntos y 2,1 rebotes en su campaña de debut como baskonista a aportar 10,9 puntos, 4,0 rebotes y 2,7 asistencias por encuentro. Números significativos, pero sólo números. Lo mejor estaba por llegar. El Caja Laboral se clasificó para los play-off, en los que eliminó al Estudiantes y al Real Madrid para colarse en la final contra el imbatible Barcelona. El Carácter Baskonia salió a relucir cuando todo el mundo los daba por derrotados y se trajeron un 0-2 del Palau.
Faltaba rematar la faena y el tercer partido de la serie en el Buesa Arena fue de infarto. Llegó a la prórroga, donde la emoción llegó a límites insospechados. Ventajas para uno, para otro... hasta que Basile, con 76-77 en el marcador, dispuso de dos tiros libres a falta de siete segundos y medio para el final. El italiano metió el primero, pero falló el segundo y San Emeterio cogió el rebote. Recorrió el campo, encaró la canasta con una determinación admirable y anotó una canasta a aro pasado, forzando además la personal de Terence Morris. Una jugada mágica, imposible, perfecta, que valía un título de liga, elegida en casi todas las publicaciones de baloncesto como la mejor jugada de la pasada temporada y como uno de los momentos claves de esta pasada década. Remató la faena anotando el tiro libre y borrando del Buesa Arena el fantasma de Alberto Herreros, que años atrás había birlado una liga al Baskonia con un triple en el último segundo.
la motivación
El recuerdo del CSKA
San Emeterio, que había estado cerca, muy cerca, de abandonar el Caja Laboral diez meses antes, se convirtió en el héroe de Vitoria. "Cojo el rebote y lo único que intento es ir para adelante. Cuando me acerco a la canasta, lo primero que pienso es en tirar un triple, pero entonces me viene a la cabeza la eliminatoria que perdimos ante el CSKA (cuartos de final de la Euroliga), en la que en una situación parecida me la jugué y fallé. Así que decido penetrar y lanzarme a por la canasta. No te puedo decir cómo entró el balón ni cómo me hacen la falta, porque a partir de ahí lo siguiente que recuerdo es que tenía que estar lo más tranquilo posible para intentar meter el tiro libre", recordaba 24 horas después a este medio el propio San Emeterio, que en ese momento aún ni se lo creía: "Sinceramente, yo ni siquiera había soñado con meter una canasta como la que conseguí".
Esa canasta única marcó el final de la temporada, pero el inicio del nuevo San Emeterio (27 años cumplidos el 1 de enero). Fue convocado por Sergio Scariolo para jugar el Europeo con España, aunque no contó demasiado durante el torneo para el técnico italiano, y en la actual temporada, ya sin las dudas del pasado, se ha erigido desde el principio como el líder indiscutible del Caja Laboral. Henchido de confianza, es un peligro constante en ataque gracias a su versatilidad, ayuda en el rebote y defiende como el que más. Sus números demuestran que ya es una estrella de la ACB y lidera el ranking de valoración de la liga. El destino le dio una oportunidad y San Emeterio la atrapó al vuelo. Ahora no necesita guiños ni golpes de suerte. Él mismo controla su destino.