Emmanuel Macron ha ganado la segunda vuelta de las presidenciales con casi 19 millones de votos, quedando por encima de la abstención, 13,6 millones de personas, y por delante de Marine Le Pen, su rival en las urnas, que ha conseguido 13,3 millones de votos.

El cordón sanitario ha funcionado y Macron ha ganado la segunda vuelta con mayor holgura de la que varias encuestas vaticinaban hace tres semanas, pero con muchísimo menos margen que hace cinco años. Eso sí, Le Pen ha quedado lejos de ser la presidenta de Francia. Hablamos de una opción que ya está normalizada, que ha pulverizado su propio techo, y que su mayor éxito en estas presidenciales ha sido que se planteara la hipótesis de si Le Pen podía ser la próxima presidenta francesa.

Que esta pregunta ya haya existido se debe en gran medida a la campaña de normalización de su imagen de la que ya hemos hablado. Pero no ha sido suficiente. Según la investigación electoral de Ipsos Francia, buena parte del electorado francés da por suavizada la imagen de Le Pen, pero cerca del 60% de los electores ve a su renovado partido como un partido racista, ultranacionalista y peligroso para la democracia.

Marine Le Pen obtiene buenos resultados entre la clase obrera, pero no hubo ese gran trasvase de votos desde la izquierda de Melenchon a Le Pen que algunos preveían. Es más, el 42% de los que optaron por Jean-Luc Melenchon escogieron a Macron, el 41% se fue a la abstención y el 17% votó a Le Pen.

De los más de millón y medio de votos del ecologista Jadot en la primera vuelta, el 65% optó por Macron, es decir, un millón de votos. Entre los de Melénchon y los de Yannick Jadot, ya son votos suficientes para que Macron, con los nueve millones de la primera vuelta, superara esos 13 millones de Le Pen y dan una imagen de por dónde ha ido la segunda vuelta.

Y una última clave para entender el análisis: más que izquierda o derecha, convendrá atender a la división del voto por franjas de edad y por geografía urbana. Le Pen se ha mostrado competitiva en las franjas de 25 a 59 años, mientras que Macron ha arrasado en las ciudades. Valga de ejemplo París: Macron ha logrado el 85% de los votos.

Junio está a la vuelta de la esquina y con la vista puesta en las elecciones legislativas, que decidirán las mayorías en la Asamblea Nacional, veremos a Macron nombrar gobierno en los próximos días atendiendo a lo sucedido este domingo. Por de pronto, ya se sabe que el próximo primer ministro será directamente responsable de la planificación ecológica.

A derecha e izquierda hay llamamientos para la unión ante el macronismo, el tercer gran espacio de la política francesa. Veremos si la derecha ultranacionalista llega a acuerdos que le permitan sacar un mayor provecho de los debates que genera y le benefician. Y veremos también si la izquierda acepta el envite y articula plataformas adaptadas más a las necesidades sociales que a las inercias partidistas.

Asistimos a fenómenos de descontento con la clase política y el nivel de vida que no son nuevos, y que traen dos grandes consecuencias: el último impulso a Le Pen y, sobre todo, han dejado a casi 14 millones de franceses en casa.