- La ministra principal de Escocia y líder del Partido Nacional Escocés (SNP), Nicola Sturgeon, aseguró ayer, en la clausura del congreso nacional de su partido, que buscará un acuerdo con el Gobierno británico para la celebración de un nuevo referéndum de independencia, pues su enfoque de la política es “la cooperación y no la confrontación, mientras sea posible”.

La nacionalista Sturgeon apeló en su discurso al mismo espíritu que posibilitó la alianza de gobierno en Escocia con el Partido Verde y deseó que, “en ese espíritu de cooperación, el Gobierno escocés y británico puedan llegar a un acuerdo”, como ya se hizo en la consulta celebrada hace siete años, en 2014, para que “la voz de la sociedad de Escocia sea escuchada y respetada”.

La jefa del Gobierno escocés, que cerró de forma virtual la primera reunión del SNP tras su victoria en las elecciones regionales de mayo, consideró que el resultado le otorgó “un claro mandato para un referéndum para la independencia”. “Nuestra victoria representa en mayo un mandato indiscutible para implementar nuestro programa electoral que propusimos y eso es lo que haremos”, continuó la líder nacionalista dirigiéndose a sus compañeros.

“Daremos la oportunidad de elegir a la gente de Escocia la independencia”, afirmó, y añadió que su intención es convocar “un referéndum legal dentro de esta legislatura -cuando el covid lo permita-, antes del final de 2023”.

El Gobierno escocés, como ya anunció en la Cámara la pasada semana, ha reanudado los trabajos para preparar una consulta después de que la gran mayoría de los militantes participantes en el congreso respaldasen su plan, aunque reconoció que “nadie niega que habrá retos que superar”. “Escocia no debe poner en peligro la salud, el bienestar y su economía celebrando un referéndum antes de que sea seguro hacerlo”, sostenía la moción apoyada ayer, domingo, por 535 votos en el congreso del SNP, frente a solo 10 en contra.

Los distintos sondeos publicados durante la celebración del congreso nacionalista presentan una respuesta dividida a la pregunta de la autodeterminación de Escocia, con una ligera ventaja a favor de la permanencia en el Reino Unido.

En el primer referéndum de independencia, celebrado en septiembre de 2014, un 55% de los escoceses votó a favor de seguir en el Reino Unido, frente al 44 % que apoyó la independencia. Entonces, el Reino Unido formaba parte de la Unión Europea (UE) y uno de los argumentos de los partidarios de la permanencia fue que Escocia seguiría perteneciendo al bloque comunitario, algo que ya no ocurre.

Lo cierto que la aprobación en refereferéndum del brexit y al consiguiente salida del Reino Unido de la Unión Europea ha tratocado las relaciones de Londres tanto con Escocia como con Gales.

El Gobierno de Boris Johnson sentó recientemente nuevas bases para que la hipotética consulta pueda tener lugar, al reclamar “un apoyo de al menos un 60% de la población al referéndum durante un tiempo prolongado”, según dijo el ministro británico para Escocia, Alister Jack, a finales del pasado mes de agosto.

En cualquier caso, Sturgeon enfatizó que la lucha contra la pandemia del covid es por ahora su prioridad. “La mayor responsabilidad sobre mis hombros es dirigir al país en la mayor crisis sanitaria en un siglo”, subrayó la ministra principal de Escocia.

En la clausura del congreso del SNP Sturgeon anunció también los objetivos que tiene para su recuperación de una Escocia “justa y verde” de la pandemia. “Nuestro objetivo para 2030 es generar toda nuestra energía proveniente de fuentes renovables” y en 2050 “descarbonizar todo el sistema energético”, explicó la líder de la formación nacionalista escocesa.

Camino a esa recuperación y en transición a una economía verde, la ministra de Finanzas, Kate Forbes, reiteró el compromiso del Gobierno nacionalista de “una inversión de 500 millones de libras -586,25 millones de euros- en los próximos 10 años” para la región noreste de Escocia, cuya actividad económica se basa en los combustibles fósiles.