Italia colocó ayer, 18 meses después del derrumbe del puente Morandi de Génova que causó la muerte de 43 personas en agosto de 2018, la última pieza del armazón del nuevo viaducto diseñado por el arquitecto Renzo Piano, colofón a unos trabajos que no se han visto frenados por el coronavirus. El puente se iluminó por la noche con la bandera tricolor italiana, horas antes de la colocación del último tramo, ya a mediodía, en una ceremonia a la que asistieron el primer ministro, Giuseppe Conte y la ministra de Infraestructuras, Paola De Micheli. La pieza de acero de 45 metros pone fin a la estructura de una obra clave en el transporte entre Génova y el resto de Italia y entre este país y Francia.