El hombre acusado de intentar matar a su novia de dos cuchilladas en noviembre de 2020, mientras ambos dormían en una pensión de Donostia, ha reconocido que infligió a su compañera dos puñaladas en el cuello, una de las cuales le afectó la vena yugular externa.

Los hechos, que han sido juzgados este lunes en la Sección Tercera de la Audiencia de Gipuzkoa, sucedieron el 24 de noviembre de hace dos años, cuando el inculpado, quien se encuentra en prisión provisional por este incidente, y su pareja sentimental dormían en el citado alojamiento de la capital donostiarra.

Según el relato del Ministerio Público, sobre las 5.00 horas de aquel día, cuando ambos se encontraban en la pensión tumbados en la cama, el procesado, "guiado por un ánimo de posesión y control de su pareja", la empujó y, con intención de "atentar" contra su vida, le puso "de forma sorpresiva e inesperada" una almohada en la cara, tras lo que le causó dos cortes en el cuello con un cuchillo de cocina, al tiempo que le gritaba: "te voy a matar, me has engañado" hasta que finalmente la víctima logró "zafarse" del hombre.

A preguntas de la fiscal durante la vista celebrada hoy, el encausado, de nacionalidad venezolana, ha reconocido estos hechos aunque de una forma un tanto deslavazada, al tiempo que ha aclarado que fue él quien llamó a la Policía para dar cuenta de lo sucedido.

No obstante, ha precisado que si en realidad hubiera querido matar a la chica lo habría hecho, pero ha dicho que tras las cuchilladas ella "sangraba mucho" y no la iba "a dejar ahí".

Mucho más concreta ha sido la víctima, que ha declarado por videoconferencia interna desde otra sala de la Audiencia, y que ha recordado cómo aquella noche ambos llegaron sobre las 21.00 horas a la pensión, donde el acusado llevó comida y dos botellas de vino.

"Le pregunté qué celebrábamos y me dijo que aquel encuentro y nuestra felicidad", ha explicado la mujer, quien ha comentado que entonces ella puso música en el móvil y que ambos estuvieron bailando.

"Él me servía el vino muy seguido y cuando acabamos una botella él abrió la otra, me fui al baño, regresé y tomé mas vino pero ya no recuerdo más", ha comentado la perjudicada que, transcurrido un tiempo, se despertó de madrugada, se giró hacia el lado del hombre y puso la cabeza sobre su pecho, instante en el que él la cogió de las manos, la lanzó hacia atrás y le colocó una almohada en la cara.

"Me dijo que era una zorra, que le había engañado con más hombres, que era una maldita y que me iba a morir", ha descrito la mujer, que no se esperaba el ataque del que fue víctima porque en ningún momento habían "discutido ni nada".

"No me la podía sacar, él estaba sobre mí. No pude soltarme", ha recordado la chica, que a continuación sintió "algo mojado y caliente en el pecho". "Pensé: ¿qué ha pasado? y noté que era sangre porque era pegajoso", ha relatado.

"Noté el olor a sangre, intenté quitarme la almohada. Era difícil porque él estaba encima y me tiré al suelo", ha indicado la mujer, que comenzó a pedir auxilio pero el hombre le dio "una bofetada" que le "reventó la boca", si bien pudo llegar dando vueltas sobre sí misma hasta un sofá, donde se puso el pantalón.

Finalmente él la "ayudó con la camisa" porque ya había perdido "mucha sangre", la sostuvo por el pelo, salieron de la habitación y él "llamó a la Policía o a una ambulancia" con el móvil de ella.

Por su parte, los forenses del caso han declarado que, aunque una de las heridas fue "superficial", la segunda "profundizó" en el cuello y de haberlo hecho "unos milímetros" más podría haber afectado a la yugular interna o la vena carótida, lo que hubiera hecho "verdaderamente difícil" salvarle la vida estando en una vivienda. "Habría que haber actuado de una forma rapidísima", han concretado.

Al término de la vista, la fiscal y la acusación particular, que inicialmente reclamaban catorce años y once meses para el procesado por un delito de asesinato en grado de tentativa con la agravante de género, han reconocido la atenuante de confesión y han rebajado su solicitud de condena hasta los seis años y medio, pena con la que la defensa se ha mostrado conforme, tras lo que el juicio ha quedado visto para sentencia.