Miguel Escribano es vecino de Pamplona y volvió a nacer en julio 2017, cuando tenía 32 años, tras sufrir una parada cardiorrespiratoria cuando regresaba de hacer una ruta en bicicleta. Un hecho que le marcó de por vida y le hizo implicarse en el desarrollo de una pulsera-reloj para mejorar la realización de la reanimación cardiopulmonar entre personas no sanitarias por parte de las empresas Cistec, Movalsys e IED.

En la primera reunión del proyecto, en la que participaron Clint Jean Louis (asociación ABC que salva vidas), Susana Moreno, (de la ingeniería navarra Cistec) e Iban Latasa (empresa navarra IED), hablando del problema de la muerte súbita, Latasa, amigo personal de Miguel, contó su caso y cómo varias personas colaboraron para mantenerlo con vida. Jean Louis fue una de ellas.

Volviendo a entonces, Miguel ya había sufrido un aviso, siete meses antes, cuando experimentó un desvanecimiento mientras nadaba. "Yo hacía triatlón y un día nadando me desmayé. Enseguida recuperé la consciencia, pero me llevaron al hospital y vieron que tenía una miocarditis, por un virus", explica.

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Tras el susto estuvo seis meses sin hacer deporte, hasta junio de 2017, un mes antes del día en el que volvió a nacer. "Era el 4 de julio. Había sido un día de mucho trabajo, mucho calor y no había comido. Se juntaron varios factores. A la vuelta de la ruta, justo entrando en Pamplona me caí de la bici", relata Miguel, que apunta que todo esto se lo han contado, porque no recuerda "absolutamente nada".Iba con tres amigos más, que rápidamente llamaron al 112. Al mismo tiempo un coche paraba y de él bajaron María Lecumberri, auxiliar de enfermería y hoy alcaldesa de Barañáin, y su hermano Jesús, enfermero, que rápidamente comenzaron a practicarle la reanimación cardiopulmonar. La patrulla de la Policía Municipal de Barañáin, con el desfibrilador, llegó a los dos minutos y poco después llegaba la ambulancia medicalizada, en la que estaba trabajando Kiko Betelu, subdirector de Urgencias Extrahospitalarias del Servicio Navarro de Salud. Para entonces, Clint Jean Louis, que también pasaba por el lugar en su moto, se había sumado a las labores de reanimación.

"Comenzó a respirar justo cuando llegaba la ambulancia, con Kiko Betelu, que es quien estaba trabajando ese día. Yo creo que en unos 7 minutos había vuelto a funcionar el corazón. Pasaron menos de 10, seguro", relataba este miércoles Jean Louis, que explicó que para que todo fuera un éxito -Miguel no tiene ninguna secuela más allá de llevar un desfibrilador automático implantable (DAI) y puede seguir haciendo vida normal-, fue clave que el masaje se comenzara de forma casi instantánea y que el desfibrilador llegara muy rápido.

"La RCP hace que el corazón siga bombeando oxígeno al cerebro y el desfibrilador es el que enciende el corazón. La Policía de Barañáin tarda de media 2 minutos en llegar con el desfibrilador, a veces 1 minuto, y en Pamplona es similar", explicó Jean Louis.

Miguel, al que le habían inducido un coma para ayudar a la recuperación de su cerebro, se despertó en el hospital a los cuatro días. "Me hicieron un montón de pruebas y parece ser que lo mío fue derivado de un catarro, no algo congénito. Ahora llevo un DAI, pero desde entonces nunca he tenido ningún problema. Lo único es que tengo que tener más cuidado a la hora de hacer deporte, no pasar de 150 pulsaciones, por si acaso y no hacer actividades de mucho riesgo. No lo pongo a prueba, pero no tengo ningún miedo de que me pueda volver a pasar", aseguró.