l suicidio y la adolescencia tienen una relación evidente. Una época de cambios en la que comienzan a manifestarse lo que los expertos llaman las ideaciones suicidas, lo cual no quiere decir que ello se traduzca en intentos por quitarse la vida. Pero la ideación del suicidio es un elemento a tener en cuenta en lo que el psiquiatra Jon García Ormaza califica como el espectro del suicidio, un campo amplio en el que caben las autolesiones, una señal de alerta inequívoca.

Según este experto, la educación emocional juega un papel importante para gestionar mejor estas situaciones críticas. Y cree que "tenemos que llegar con determinadas competencias" a esas edades, concretamente a los doce años, la edad a la que comienzan a manifestarse algunos comportamientos premonitorios.

Pistas, indicios, pautas. Conocerlas puede resultar clave para identificar posibles intentos de suicidio y activar los mecanismos de alerta necesarios, especialmente con los jóvenes, un colectivo para el que las redes sociales pueden suponer una amenaza extra, pero también una nueva posibilidad para detectar situaciones preocupantes. El psiquiatra Jon García Ormaza y la psicóloga Cecilia Borrás apuntaron varias de estas claves en los cursos de verano de la UPV y NOTICIAS DE GIPUZKOA las ha recogido, dentro de su compromiso por abordar el tema del suicidio.

"Yo recomiendo que no consideremos por separados autolesiones sin intencionalidad suicida y las tentativas de suicidio; abogo por concebir que se trata de un espectro. Las personas que presentan son aquellas que presentaron previamente autolesiones sin intencionalidad suicida", explica García Ormaza.

Las autolesiones, explica, "debutan hacia los doce años" y son una primera alerta, sí, "pero no es sencillo de detectar siempre. La mayor parte de estas autolesiones no están detectadas, ni en la familia, ni en aula, ni en ningún lado", asegura este psiquiatra, por lo que hace un llamamiento: "Todos tenemos que estar alerta, tener los ojos bien abiertos".

"Las que llegan a consulta o detectamos y sabemos que tienen una conducta autolesiva, son solo la punta del iceberg", asegura, y son fruto del "malestar emocional, la desesperanza... Ese dolor físico puede llegar a ser detonante y el periodo crítico es la adolescencia, porque es un periodo de crisis y vulnerabilidad". Pero también de oportunidades, resalta García Ormaza: "Para que una persona que tiene una crisis lo presente como una oportunidad, necesita apoyo, un tutor".

"Aproximadamente uno de cada cinco adolescentes (entre el 15 y 20%) presentará una crisis emocional severa, o un trastorno psicológico", explica García Ormaza, y "necesitan una red de protección. "Alguien que acompañe, sin entrometerse, pero que los chicos saben que siempre estará ahí, de manera incondicional". Esa persona de referencia se va erigiendo con el tiempo, afirma. No surge de un día para otro.

"A veces los adolescentes no nos hablan porque no quieren generar más problemas, otra carga. Y es muy importante que hablen", añade la psicóloga Cecilia Borrás en este punto. Ganarse su confianza es una labor de constancia.

Según García Ormaza, aproximadamente uno de cada cuatro o cinco jóvenes reconoce que ha tenido alguna vez ideas suicidas. "Y de ellos, hasta uno de cada tres realizará algún intento, en ocasiones sin planificar. Pueden ser como un relámpago: explosiones afectivas, súbitas, superficiales, intensas, pasajeras, incluso tan fugaces que la persona las olvida", afirma. Otro dato: las chicas manifiestan con mayor frecuencia la ideación y las tentativas, mientras que en varones se dan más casos de suicidios consumados.

Ese tránsito entre ideación y consumación es un campo de trabajo importante. "Un sol brillante y de repente se nubla, gris oscuro. Eso yo lo he visto, de repente una tormenta de granizo", expone este psiquiatra. La prevalencia a lo largo de toda la vida de intentos de suicidio se sitúa entre el 3 y el 9%. Y de ese grupo, un 15% realizará más intentos.

"En jóvenes hay muchísimos intentos de suicidio por suicidios consumados, hasta 50 o 100 dicen algunos expertos. Pero que esto no nos lleve a equivocación: los 50-100 se refieren a la población clínica, en las que sí hay muchas tentativas, pero en el marco general, la muerte ocurre tras la primera tentativa", alerta García Ormaza y por eso, en su opinión, "es fundamental" entender que lo que vemos es la "punta de ese iceberg".

Las tentativas son, dice García Ormaza, muestras de que esa persona está sufriendo emocionalmente y está comunicando problemas. "Afortunadamente, antes de los diez años hay muy pocos suicidios y esa frecuencia desaparece. Raramente la ideación y conducta en menores de diez años, pero muchas veces suelen aparecer en adolescencia", alerta.

El tránsito de la niñez al periodo adulto es un periodo de vulnerabilidad, coinciden los dos expertos, psiquiatra y psicóloga, pero es una oportunidad única de maduración. "Los conflictos son inevitables, con iguales, padres y educadores", reiteran.

"Por eso, si antes de los diez o doce años le hemos dado a los niños y niñas suficientes herramientas para regular las crisis emocionales de una manera más adaptativa y las tienen bien entrenadas, las pondrán en práctica. Y si podemos persuadir a personas influyentes de que tiene que ser desde primaria cuando creemos niños y niñas competentes para superar el malestar emocional que se les va a generar, disminuirá la prevalencia", apunta García Ormaza.

"Todas las personas tienen un papel y un rol en prevención de suicidio. Si controlamos a todas las personas, profesores, conductores da autobús, monitores, entrenadores, podremos hacer un screening precoz de personas que pueden tener riesgo", asegura.

Hay que adelantarse, porque "cuando la tentativa suicida se manifiesta ya es tarde. Ya estamos recomponiendo, intentando evitar recaídas. Y solo lo podemos aplicar eso en la punta del iceberg, que son el 2%". Y adelantarse es hablar de suicidio cuando toca. Desde la niñez. Incluso con técnicas específicas entre los cero y los seis años, cuando el lenguaje no es suficiente, asegura Borrás.

García Ormaza aboga por "hablarles con naturalidad a los niños de la muerte y el sufrimiento humano. A partir de los seis u ocho años va integrando los conceptos de la muerte, que de allí no se puede regresar. Los niños a esas edades saben lo que es morirse a uno mismo", esgrime.

Drogas y alcoholismo. El alcoholismo y las drogas son factores de riesgo. Según la psicóloga Cecilia Borrás, responsable de la asociación SDS (Supervivientes después del Suicidio, de Barcelona), además "tenemos un problema con el abuso del cannabis; no es una droga inocua, provoca brotes psicóticos y modulaciones cerebrales. La afectación es grave", insiste.

Señales de alerta. Según Borrás, los cambios bruscos de comportamiento pueden ser una señal de alerta. También advierte sobre dormir demasiado poco o demasiadas horas o el abandono de las relaciones personales: Estaba más callado. No hablaba. "Son señales -dice Borrás-, que tú no puedes hacer más si no te explica, pero tienen un componente predictivo; muchas veces se van abandonando, van dejándose ir". Las rabietas y la rabia extrema, exagerada si es sostenida en el tiempo también debe alertarnos, apunta Borrás. Como el sentirse una carga par a los demás, excluido de la vida familiar. "La secuencia cognitiva es: soy una estorbo, una carga, estaréis mejor sin mí. El sentirse que no importamos a los demás: Es que no me hacen caso". Otra alerta, añade García Ormaza, cuando en consulta le decían: no me siento parte de nada, ni de mis amigos. Estoy totalmente desconectado. Eso me preocupaba muchísimo como psiquiatra y muchos chicos y chicas se siente así", indica.

La pandemia de la autolesión.

Según datos aportados por García Ormaza en los Cursos de Verano de la UPV, el 40% de los adolescentes suecos reconoce haberse autolesionado alguna vez. Menos de un 10% en Noruega; en Italia un 30%. En Alemania supera ligeramente el 20%; y en Reino Unido ronda el 13%. En España se estima es que entre un 20 y un 30%, pero los datos no son fiables.

Saber cómo sucede. En opinión de este experto, si queremos prevenir las muertes por suicido es importante saber cómo ocurren y esto varía en cada sitio. En Euskadi y el Estado, la mayoría ocurren por ahorcamiento o precipitación, mientras que las autolesiones sin intencionalidad suicida se producen muchas veces por ingesta de pastillas. El arma blanca y el ahogamiento cobran protagonismo en personas mayores y en entornos rurales, las armas de fuego.

9%

De las muertes de personas jóvenes entre 15 y 29 años ocurre por suicidio.

"Los adolescentes a veces no nos hablan a los padres porque no quieren generar otra carga"

"Hablar de querer morir, evidentemente, es una alerta; A veces te lo dicen para ver cómo reaccionas"

Psicóloga

"Desde Primaria hay que crear niños competentes para superar el

malestar emocional"

"Uno de cada cuatro jóvenes reconoce que ha tenido alguna vez ideas suicidas"

Psiquiatra