Una quincena de jóvenes, entre ellos una mujer africana, han sido desalojados esta mañana por orden judicial de un pabellón industrial en desuso en el barrio donostiarra de Añorga Txiki, junto al colegio Amassorrain, donde se prevé construir viviendas. La mayor parte de los afectados son estudiantes. Con lo puesto y sin saber a dónde acudir, han lamentado "la falta de alternativas" que se les ofrece.

La mujer ha sido derivada al Servicio Municipal de Urgencias Sociales (SMUS), y el resto de jóvenes, la mayor parte magrebíes, han ido abandonando el que hasta ahora era su hogar sin saber muy bien dónde dormirán esta noche.

El despliegue de la Ertzaintza para proceder al desalojo del edificio Firestone ha comenzado a las 7.00 horas. El inicio del lanzamiento se ha producido dos horas después, con la intervención de cinco furgonetas antidisturbios, agentes de paisano y el uso de un dron como parte del dispositivo de vigilancia.

Tras el precinto policial, los jóvenes han ido depositando sus enseres, como una bombona de butano y varias maletas de viaje. "Se quedan en la calle. Algunos llevan más tiempo y tienen posibilidades de acceder a algún recurso. Otros no tienen nada de nada", ha denunciado Itxaso Agirre Barandiaran, voluntaria de Harrera Sarea y trabajadora de SOS Racismo.

Prácticas de sobresaliente

Entre los jóvenes desalojados se encuentra Adam Eloirdi. Este joven marroquí de 21 años ha cursado un grado medio de Mecanizado y aprobó sus prácticas con un 9,5. "Casi todos somos estudiantes. Algunos han ido a sus clases hoy muy preocupados. Un compañero mío no ha podido dormir en toda la noche porque estaba pensando qué iba a hacer a la vuelta", ha relatado a este periódico

Este joven residía en el pabellón de Añorga Txiki desde hace tres meses. Sabía, como el resto de compañeros, que hoy se iba a producir el lanzamiento por orden judicial. Hasta ahora este espacio había sido ocupado por unos 21 jóvenes, aunque algunos se han ausentado estos días ante el inminente desenlace.

Desalojo en Añorga

Desalojo en Añorga

Poco después de que abandonaran el pabellón, una excavadora ha demolido las puertas y el mobiliario de estos locales ocupados. Eloirdi sabe lo que es dormir en la playa en pleno invierno. "La gente debería saber lo que es salir de un curso y no tener ni idea de dónde te vas a duchar ni dónde vas a descansar", ha relatado a este periódico poco después de abandonar el pabellón.

"Todos los que hemos dormido aquí no hemos dado ningún problema. A partir de ahora puede que empiecen, porque no tenemos dónde comer. No sé en qué están pensando, pero de alguna forma tenemos que sobrevivir", ha indicado. "Aunque sea, que podamos ir cada uno a una plaza de albergue. ¿La alternativa cuál es? ¿Echarnos a la calle para que nos detengan?"

El frío y el ruido de los coches

Algunos compañeros ya están pensando en dejar los estudios. "Si duermes en la calle, entre el frío y el ruído de los coches, ¿cómo vas a estudiar luego?". Eloirdi habla de las dificultades para encontrar un trabajo. "Te piden dos años de experiencia y papeles en regla. Es imposible poder salir adelante en estas condiciones".

A pesar del malestar, el desalojo se ha producido sin mayores incidencias y a lo largo de la mañana los jóvenes han ido recogiendo sus pertenencias y se han puesto en contacto con entidades como Cáritas, o la Asociación Arrats para tratar de reconducir su incierta situación. "¿Qué podemos hacer? Si duermes en la calle, vienen a molestarte. Si vas a un espacio privado, el dueño llama y comienzan otra vez los problemas con la policía. Todos estamos en la misma situaciación", ha lamentado otro de los jóvenes.

Ocupas por "extrema necesidad"

La trabajadora de SOS Racismo que ha ido atendiendo uno a uno a los jóvenes migrantes en situación de vulnerabilidad ha insistido en que estas personas "no son ocupas de por sí, ni comulgan con esa ideología. Son ocupas por extrema necesidad porque en algún sitio tienen que vivir".

Este desalojo se produce tres días después de la manifestación que recorrió el barrio de Añorga para mostrar su oposición a los planes de vivienda en la zona cercana a la estación de Añorga Txiki, donde se prevé derribar viejos pabellones en desuso y ocupar el espacio con cinco bloques y 248 viviendas.

Una situación similar a la que se produjo el año pasado en Donostia, en la zona conocida como el Infierno. SOS Racismo Gipuzkoa denunció entonces que el desalojo se produjo en plena situación de pandemia, sin oferta de recursos habitacionales para las personas que allí residían. "El despliegue de dispositivos policiales, pone en evidencia la falta de capacidad de nuestras instituciones para dar una respuesta a las situaciones de exclusión severas que ocurren en nuestro territorio", denunciaron.