- Un informe del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de la ONU asegura que la pandemia del coronavirus ha reducido un 27% el aumento que venían registrando los movimientos migratorios mundiales. Pero para el presidente de la ONG Salvamento Marítimo Humanitario (SMH), Iñigo Mijangos, la realidad es que desde los países pobres o en conflicto "sigue saliendo gente" dispuesta a cruzar el Mediterráneo para llegar a Europa. En las próximas semanas el barco de la organización, el Aita Mari, regresará al Mediterráneo central para preservar la vida y los derechos de esa "gente" en busca de un futuro mejor.

Iñigo Mijangos señala que en los últimos meses, a causa de la pandemia del COVID-19 y ante "la ausencia total de organizaciones de rescate" en el Mediterráneo, la mayoría de los migrantes "son devueltos al lugar de origen" por la aplicación de unos "procesos exprés" que "dejan en entredicho las garantías legales de las personas". El presidente de SMH también asegura que "la actividad de rescate humanitario está sufriendo un hostigamiento" y que las trabas burocráticas por parte de determinados países les generan estrés y preocupación.

Mijangos, que ayer, junto al socorrista y voluntario Alberto Cardoso, ofreció una charla en Barakaldo sobre la situación en el Mediterráneo, está ultimando los preparativos para la vuelta del Aita Mari a las labores de rescate. Además está realizando trámites para que el puerto base del buque esté en Adra (Almería): "Es mucho más lógico estar operando desde allí que tener que subir hasta Pasaia cada vez que tenemos que hacer alguna operación de mantenimiento".

Respecto a la situación que se pueden encontrar los tripulantes del Aita Mari al retomar las actividades de salvamento, Mijangos indica que "tristemente lo que más inquietud nos produce es lo qué nos vamos a encontrar cuando lleguemos a puerto. Eso nos inquieta más que la situación humanitaria". Reconoce que cuando el buque está en la zona de las rutas migratorias "nos da miedo que en el momento que estemos cerca de un bote éste colapse o zozobre, o encontrarnos con un montón de gente en el agua. O hallar cadáveres en el bote porque han fallecido por las condiciones de la travesía, porque llevaban mucho tiempo, o se han ido cayendo€. Esas situaciones son normalmente las que más tememos, pero en estos momentos lo que más inquietud nos genera es lo que pueda pasar cuando lleguemos a Italia, cuando lleguemos a puerto. ¿Nos van a volver a hacer una inspección? ¿Vamos a sufrir una persecución judicial o una criminalización de nuestra actividad? ¿Nos van a volver a hostigar y vamos a estar otro mes y pico en puerto con unas tasas absolutamente salvajes, pagando 500 euros al día por tener el barco en puerto? Eso es lo que nos está generando mucho más estrés que el propio hecho de llevar a cabo operaciones de rescate".

El presidente de SMH recuerda que tras los últimos rescates el Aita Mari sufrió la imposición por las autoridades italianas de dos cuarentenas, una en Siracusa y otra en Palermo. "Al mismo tiempo -relata- llegaban barcos mercantes que también habían hecho algún rescate. Ellos desembarcaban a la gente y seguían su ruta mientras que nosotros teníamos obligación de hacer una cuarentena y después de hacerla nos inspeccionaban y nos exigían unos requisitos que a los barcos mercantes no les pedían". "Es evidente que se está produciendo un hostigamiento de la actividad de rescate", afirma el responsable de la ONG vasca.

Sobre las trabas de algunos países a las organizaciones de rescate y las políticas migratorias, Iñigo Mijangos señala que "a Italia la dejan hacer, lo mismo que a España o Grecia, donde ha habido un escándalo por las devoluciones en caliente consentidas y apoyadas por Frontex".

Preguntado por la posibilidad de que la presión social obligue a la UE a humanizar el tratamiento a los migrantes, Iñigo Mijangos dice que su opinión "personal y subjetiva" es que la mayoría de la sociedad apoya las acciones tendentes a salvarles la vida. Afirma que "si preguntamos a los ciudadanos si hay que dejar morir a la gente o hay que rescatarla, la mayoría responde que hay que rescatarlas, independientemente de que luego esas personas tengan que seguir un procedimiento administrativo. Yo creo que ante eso todo el mundo te responde que sí, que primero hay que rescatarles y luego, aplicarles un procedimiento administrativo, el que sea, para entrar en un país o para rechazarles, pero tendrá que ser un procedimiento que garantice sus derechos. Se puede llegar a un punto en el que se conjuguen los derechos de un país a defender sus fronteras y los derechos fundamentales de los individuos".

Iñigo Mijangos añade que "somos una sociedad rica, con recursos y con capacidades, donde todos nos obligamos a funcionar con unas reglas, lo que no puede ser es que cambiemos las reglas del juego según hayas nacido aquí o allí. Si exigimos derechos fundamentales para nosotros, debemos cumplirlos y hacerlos cumplir para todos".

"La mayoría de los migrantes son devueltos al lugar de origen por unos procesos exprés sin garantías legales"

"Lo que no puede ser es que cambiemos las reglas del juego según hayas nacido aquí o allí"

Pres. Salvamento Marítimo Humanitario