ace unos días recordábamos al capitán Paco Vidaurreta y comentábamos las alusiones de la vicepresidenta Calvo a las células de Hadley y de Ferrel que, al parecer, armaron cierto revuelo en los medios, hasta que la egabrense confesó que se lo habían escrito, y que ignoraba su significado. Claro. Es de tierra adentro.

El investigador chino Zhongwei Huang retoma el tema desde otra perspectiva en una reciente publicación, pretendiendo esclarecer los parámetros ambientales en los que el coronavirus sobrevive para poder comprender sus patrones globales de propagación. Sostiene que el 60% de los casos confirmados se dan en zonas con temperaturas entre 5 y 15 grados centígrados, y que tres de cada cuatro casos confirmados se concentran en regiones donde la humedad absoluta oscila entre los 3 y los 10 gramos de vapor de agua por cada metro cúbico de aire. También afirma que la disminución de la concentración de dióxido de nitrógeno en la atmósfera guarda una relación directa con el descenso de los casos positivos en los siguientes catorce días. Para llegar a esas conclusiones, se han basado en casi cuatro millones de datos confirmados en 185 países, en cinco meses. Un trabajo de chinos. Sin embargo, no es concluyente. Debería incluir las horas de luz y la intensidad de la radiación solar, abarcando, cuando menos, un año completo para que fuera concluyente. Posiblemente analizando otros países del hemisferio sur, las conclusiones sean diferentes.

Estos trabajos sirven para hacer publicaciones y ahora hay una auténtica inflación, y podrían servir de alerta en el momento en que la temperatura y la humedad absoluta empiecen a bajar, cara a un potencial rebrote otoñal que, según esa información, comenzaría antes en los países del norte que en los del sur.

No nos olvidemos de Joaquín y Alberto, del vertedero de Zaldibar, ni de comprar producto local, de nuestros baserritarras.Doctor en Veterinaria