esde el blog de Centinel accedo al contenido del trabajo del investigador Gwen Knight, de la Escuela de Salud Pública y Enfermedades Tropicales de Londres -donde se especializó Fernando Simón- que se refiere al lugar donde se ha contagiado el paciente, interiores o exteriores. Incluye 188 focos, de los cuales sólo siete (el 3,7%) tiene su origen en una actividad realizada en exteriores, que han dado origen a 150 infecciones, mientras que los 181 focos restantes han ocasionado más de 9.000.

A su vez, de esos siete casos exteriores, seis lo son relativamente. Hay que matizar que uno corresponde a un centro comercial de Tianjin (China), donde un vendedor infectó a varios clientes. El segundo es el famoso mercado de Wuhan, con 40 infectados. Otros cuatro casos se ubican en Singapur en obreros de la construcción que comparten barracón para trabajadores temporales, una práctica, al parecer, habitual en aquel país. El último y, ciertamente exterior, lo describe The Guardian y lo sitúa en Lombardía, donde un corredor infecta a su compañero, con los factores añadidos de tiempo, conversación y/o respiración intensa.

Es evidente que el SARS-CoV-2 se transmite entre personas a través de las gotitas que expulsamos al toser, estornudar, hablar, cantar o respirar. En lugares cerrados, donde más casos se registran es en el hogar. Al aire libre, hay pocos casos documentados. El riesgo es mucho menor porque las gotitas de saliva se dispersan rápidamente, reduciendo drásticamente la carga viral.

Parece acertado el uso de mascarilla en comercios, cines, centros comerciales.

En la vía pública no lo veo tan claro, salvo concentraciones, conversaciones durante largo rato, terrazas, aunque todavía no se haya confirmado, con casos concretos, que éstas supongan un riesgo. Ni en los botellones o akelarres juveniles. No nos olvidemos de Joaquín y Alberto, del vertedero de Zaldibar, ni de comprar producto local, de nuestros baserritarras.Doctor en Veterinaria