- Licenciada en Ciencias del Trabajo y consultora de LKS Next, Silvia Carreras ofrece algunas herramientas para afrontar esta crisis.

Han sido meses difíciles, ayudando a profesionales con el trabajo en el aire, con ERTE, gente preocupada por cómo mantener sus negocios...

-Siempre trabajamos con equipos y personas con cualquier dificultad en el ámbito laboral. Pero estos meses extraños les hemos asistido sobre todo en cómo gestionar el miedo y el enfado. Hemos recibido llamadas y llamadas de personas que estaban muy cabreadas o expresaban su temor a que ese trabajo que creían para siempre se pueda acabar.

¿Cómo se gestiona ese temor en un panorama de incertidumbre?

-Hace mes y medio no solo era el miedo a perder el trabajo, también a contagiarse del virus. Y preparamos un proceso para saber qué hacer con esos miedos que no nos dejan dormir o nos llevan a tener conflictos.

¿Y qué se puede hacer?

-Lo primero es entender las emociones. El miedo sirve para huir de un peligro y evitar el riesgo. Si viene un león, corro y huyo. Pero ahora muchos miedos son anticipatorios. Por ejemplo, el miedo a quedarme sin trabajo aunque no haya sucedido. Eso está en la cabeza. Y hay que trabajar ese proceso mental.

Le escucho.

-Primero hay que revisar que ese miedo sea realista porque a veces nos comemos la cabeza más de lo que toca. Analiza exactamente la viabilidad de ese riesgo que tú sientes. No lo pienses, por ejemplo, por la noche en la cama porque eso lo agrava.

¿Y si está basado en algo tangible?

-Si es así, el segundo paso es relativizarlo porque a veces nos angustiamos más de la cuenta. En mis seminarios, yo cuento que sirve analizar cuál es la mayor de mis angustias, pero siempre con un toque de humor. Si el nivel de angustia máximo, es decir el 10, sería una invasión zombi, esta preocupación de que la situación económica es muy pantanosa, igual ocupa el nivel 8 en una escala del 0 al 10. ¡A ver si me estoy hundiendo más que lo que realmente corresponde a lo que estoy viviendo!

¿Eso de verdad ayuda?

-Sí, porque si yo tengo realmente mucha angustia no seré objetiva y realista, y va a ser difícil que dé el siguiente paso, que consiste en hacer un plan de contingencia.

¿Un plan de contingencia? O sea, hay que prever cómo actuar.

-Hay que bajar el nivel de angustia para elaborar un plan de contingencia preventivo con lo que está en tu mano hacer para que ese miedo no ocurra. Si tienes miedo al contagio de tu pareja, compra mascarillas y llévaselas. Si temes que te echen de tu empresa, sé impecable en el trabajo.

Es que en esta época, igual la calidad del trabajo, no evita un cierre.

-Ahí entra la importancia de trabajar la emoción de la tristeza. Lo que está en tu mano cambiar, lúchalo, pero hay cosas que no se pueden cambiar y que solo puedes aceptar. Para eso sirve la tristeza, que es una especie de jarabe que ayuda a pasar los duelos. Somos una sociedad antitristeza, pero si hemos perdido algo, el trabajo, la estabilidad económica, el equipo... debemos permitir que la tristeza esté con nosotros porque es lo que nos ayudará a respirar y seguir hacia delante.

Póngase en lo peor.

-Pues si cierra mi chiringuito, LKS, y me quedo sin trabajo, lo que pienso es que volvería a ponerme como autónoma. Y para eso debo calcular con qué dinero contaría y cómo lo haría. Eso no sirve para todas las situaciones, pero para el tema del miedo en el trabajo, ayuda mucho.

Además de personas con miedo, ha asistido a mucha gente enfadada.

-Es que las emociones no vienen separadas. Con la misma situación laboral, de tener miedo a que me echen, estoy, a la vez, muy enfadada con mi jefe porque, por ejemplo, me manda hacer tareas que no me corresponden. O estoy muy enfadada con mis compañeros porque yo estoy de forma presencial en el puesto, y otros colegas hacen teletrabajo mientras que a mí me toca desempeñar alguna de sus tareas.

¿Y qué plantea ante el enfado?

-Enfádate, pero bien. Plantea lo que te parece injusto a tu jefe o a tu compañero y se lo cuentas, pero sin faltarle al respeto. No le digas: "Qué morro tienes por estar en casa". Dile: "Que tú estés en casa, a mí me supone que no me de tiempo a hacer mis tareas". Pero el enfado no es solo a nivel laboral. Cuando el miedo se mitiga, los enfados se multiplican. Fíjate las protestas que empieza a haber a nivel social.

Existe la inquietud a no recuperar el trabajo tal y como lo conocíamos.

-Ese ya no va a estar nunca. La gente se plantea de qué manera tenemos que adaptarnos a este cambio, como si en algún momento volviéramos a lo de antes. De verdad, eso no va a pasar. Tenemos que ser ágiles y creativos y tomar decisiones muy rápido.

Porque no se puede saber qué sucederá mañana.

-Por eso es imprescindible que los líderes de las organizaciones tomen decisiones aunque no tengan todos los datos, porque el entorno es absolutamente cambiante.

Usted mantiene que esta crisis es una oportunidad para hacer cosas que antes no hacíamos.

-Sí, pero no por la parte buenista de que cÓmo hemos tocado fondo, esto nos hará mejores porque valoraremos las cosas importantes. Hemos descubierto cosas nuevas que vamos a seguir implementando. Por ejemplo, mis reuniones de equipo antes siempre eran presenciales. Con el confinamiento, nos hemos juntado de manera virtual. La puntualidad es del 100% y la gente no se pisa al hablar. Hablo de este tipo de oportunidades.