as mascarillas han pasado a formar parte de nuestro vestuario, y aunque la respuesta fue muy desigual en diferentes lugares del territorio, la obligatoriedad de llevarla siempre que no se pueda respetar la distancia mínima de dos metros entre personas ha calado en la sociedad guipuzcoana, especialmente en los principales núcleos urbanos y menos en los pequeños pueblos, donde la mascarilla se ha convertido, eso sí, en una herramienta de bolsillo que mucha gente se vestía ayer justo antes de entrar al interior de una tienda. Poco en la calle.

Donde más visible fue su utilización fue en Donostia, especialmente en las zonas céntricas, donde "siete de cada diez personas aproximadamente", coincidían distintos comerciantes en su estimación, llevaban mascarilla. La imagen se repetía en otras zonas del territorio, especialmente en grupos de personas y menos cuando los viandantes caminaban solos. Donde sí se cumplió de forma notable la norma fue en las tiendas, salvo excepciones.

En la tienda de moda Aranguren de Tolosa, explicaban a NOTICIAS DE GIPUZKOA que "todos los clientes han venido con ella y una clienta, de hecho, le ha explicado a su hija que tenía que ponérsela", una labor de pedagogía que los comerciantes agradecen, ya que "lo último que querríamos -afirmaba ayer a este periódico el presidente de la Federación Mercantil de Gipuzkoa, Julen Maiz-, sería un rebrote".