- “El arranque ha sido un poco caótico porque nada se nos ha aclarado hasta última hora. La desinformación ha sido generalizada. Nos decían que íbamos a empezar la semana que viene y al final tan solo han concedido un plazo de tres días para prepararnos. Soy previsora y había comprado el material necesario, pero la incertidumbre ha sido tremenda. No sabía si tener a las trabajadores en ERTE o no, o si íbamos a cobrar la prestación. Estamos deseando volver a trabajar, pero en condiciones que garanticen un mínimo de estabilidad.

Nos han establecido un protocolo que incluye el uso de mascarillas, de geles desinfectantes, y todo ello manteniendo las distancias. Esas son las condiciones, pero al final se impone el libre albedrío ya que cada una acaba haciendo lo que puede. Después de estar casi 50 días protegiéndonos ante la pandemia estamos con ganas, pero hay cosas que no concuerdan. Nosotras ya trabajábamos con cita previa, y en ese caso no veo mayor problema, pero otros aspectos no se entienden. ¿Cómo calculas un 30% de aforo? Se están manejando unas cifras que quedan muy bien sobre el papel, pero quienes nos gobiernan deberían pisar más la calle. Nos dicen que hay que procurar que los clientes estén en la peluquería el menor tiempo posible. ¿Cómo lo hago, si un tinte necesita media hora? Esto no es comprar una lechuga, que me la cojo y me la llevo a casa. Hace falta que los de ahí arriba bajen un poquito al mundo de los mortales para que sepan lo que es trabajar en una peluquería.

“Que nadie me mal entienda, pero creo que tengo bastante más conocimiento que todos ellos para el gobierno de mi establecimiento. Por lo que dicen, está claro que a ellos parece que les va a casa el peluquero, porque si se acercaran a estos establecimientos sabrían lo que hay. Esta señora (señala a la clienta que en ese momento está atendiendo) va a estar aquí una hora sí o sí, es el tiempo que necesita este trabajo”.

La clienta tercia en la conversación: “Maite, y no solo eso. Con la peluquería abierta en estas condiciones y dos clientas en lo que llevas de mañana, al final pierdes dinero”.

“Eso está claro”, le responde la dueña del negocio. “Bueno, y lo de Lanbide ha sido vergonzoso. Nos llega el correo del asesor diciendo que se abre una partida de ayudas para el pago del alquiler. Lo bueno es que acto seguido llega otro e-mail pidiendo la documentación porque las ayudas solo están previstas para mil autónomos. ¡Por el amor de Dios! ¿Estamos jugando a la lotería a ver a quién toca? Fomento también ha lanzado una partida de ayudas, pero si te conceden una la otra no, y entretanto tengo a la dueña del local, que tiene 94 años. Por lo menos ha sido buena persona. De momento me ha dicho que marzo y abril ya veremos, aunque ahora que he empezado a trabajar en mayo sí que me va a pedir el alquiler. ¿Qué hago trabajando al 30%?”.