ace unos días, un extenso y riguroso artículo publicado en la prensa cordobesa por mi compañero académico el Dr. Antonio Arenas, de la Facultad de Veterinaria de Córdoba, me servía para recordar en una Píldora la creación de la Oficina Internacional de Epizootias en 1924 y los conocimientos sobre epidemiología que a los veterinarios se nos suponen y nos capacitan para estar en mesas de crisis, junto a otros expertos. En Castilla y León han incorporado a otro insigne académico, el profesor Rodríguez Ferri, de la facultad leonesa. Un ilustre epidemiólogo veterinario, docente de nuestra facultad zaragozana, Nacho de Blas, se presta a compartir sus conocimientos y nos presenta virtualmente a Agustín Estrada Peña, epidemiólogo y docente de la misma facultad. Muchas fuentes solventes en una misma píldora. A ver si nos lee Simón en su cuarentena.

Hace poco decíamos que los chinos nos han contado su cuento ídem, con los datos de la pandemia. Me explico. Desde aquella epidemia de SARS en China en 2003, existe un sistema de vigilancia y alerta rápida en el país que debería funcionar como un reloj. Cada vez que se detecta un caso de neumonía "extraña", se debe comunicar a Pekín. Pero eso puede acarrear broncas, comisiones de investigación, ceses fulminantes en cadena, centros de reeducación y otras cosas feas a las que los dirigentes chinos son tan aficionados. Los responsables de sanidad de Wuhan decidieron que estaban mejor callados. Hasta que un mal día se les fue la cosa de las manos y no hubo más remedio que cantar la gallina, de ahí que, si bien el primer caso se declaró a finales de noviembre de 2019, el coronavirus podía estar circulando desde agosto, por lo menos, de manera que, como ya hemos comentado en alguna Píldora anterior, para cuando se cerraron las fronteras, ya teníamos al virus disfrutando de nuestros pintxos, paisajes y gastronomía.

Y acuérdese de comprar producto local.