donostia - El baile de cifras en torno al número de personas mayores que sufren malos tratos es una constante, nada extraño teniendo en cuenta el manto de silencio que se cierne. No existen estudios fiables sobre una realidad que tanto callan víctimas como maltratadores. De ahí la importancia de poner el foco y centrar esfuerzos en la prevención y detección de casos, algo en lo que está inmersa la Diputación, que admite más retrasos de los previstos. No está resultando fácil implantar el plan debido a la complejidad que entraña canalizar el flujo de información necesario entre los diferentes ámbitos competenciales.

El reto es aunar esfuerzos y coordinar a los diferentes estamentos que guardan relación en Gipuzkoa con personas mayores en situación de vulnerabilidad. El seguimiento que se realiza a quienes presentan algún tipo de dependencia va a adquirir una dimensión importante a partir de ahora en este campo. También los servicios de refuerzo de atención en los domicilios, así como las entidades de responsabilidad pública y privada.

El objetivo es trabajar de la mano con centros residenciales, servicios sociales municipales y, de un modo especial, con la Fiscalía. "Lo que más nos está costando es establecer cómo actuar de manera unitaria en el momento en que haya una sospecha", admitió ayer la diputada de Políticas Sociales, Maite Peña, que compareció en las Juntas Generales para dar cuenta del plan previsto.

Nadie sabe con exactitud la verdadera dimensión en Gipuzkoa sobre esta dramática realidad que en los últimos años comienza a despertar cierta conciencia social. En ocasiones, la propia definición de maltrato no está clara. La más aceptada es aquella que refiere una acción u omisión hacia otra persona que le causa un daño en su integridad personal y que debe considerarse inmoral, porque supone falta de reconocimiento y de respeto de su dignidad y su "valor". Evidentemente, no es fácil detectar cada caso.

La diputada intervino ayer a solicitud de María Valiente, de Elkarrekin Podemos, que manejó unas cifras que no comparte la Diputación. Cifró en 6.000 el número de personas mayores de 80 años que actualmente pueden estar sufriendo malos tratos en Gipuzkoa, algo que desmintió la diputada.

ámbito doméstico Un estudio llevado a cabo en el territorio, incluido en el mapa de Servicios Sociales (2018-2021) señala que el 0,9% de la población de más de 60 años declaran ser víctimas de algún tipo de maltrato en el ámbito doméstico. En Gipuzkoa un total de 160.651 personas tienen más de 65 años, por lo que teniendo en cuenta la tasa de prevalencia, actualmente pudieran ser susceptibles de estar sufriendo algún tipo de maltrato unas 1.446 personas, según entiende la Diputación. "Desconocemos la fuente que indica el dato de 6.000 personas mayores de 80 años. Eso supondría casi el 12% de la población mayor de 80 años, y no conocemos estudio alguno que avale esos datos", censuró Peña.

En todo caso, una sola persona afectada "ya es mucho", de ahí que adquiera especial relevancia el protocolo de atención para la prevención, detección y abordaje de esta realidad oculta. El nuevo instrumento se implantará en coordinación con otros estamentos, aunque todavía está "en fase de prueba".

Solo en la Diputación afecta a tres departamentos, como son Inspección, Servicio de Protección y Dependencia. El proceso de estudio entre sus profesionales ya está prácticamente concluido y, según avanzó la diputada, a partir de ahora es preciso consensuar el modelo de trabajo con ayuntamientos, el Gobierno Vasco, centros de día, de salud y la Fiscalía. "La coordinación es fundamental", insistió.

La formación no se limitará a los profesionales sino que también está dirigida a la ciudadanía. Para ello se van a lanzar una serie de campañas de sensibilización, con especial hincapié en la necesidad de desterrar estereotipos que tanto afectan a las personas mayores.

Como metodología de trabajo, la Diputación va a utilizar cuestionarios que ya aplica el Gobierno Vasco con la herramienta Detección de Malos Tratos a Personas Mayores. Se trata de una guía de buenas prácticas que incluye protocolos de detección, evaluación e intervención. Gipuzkoa se ha inspirado en este trabajo pero el objetivo es readecuar la metodología a la realidad del territorio: "No tardaremos mucho en acabar la fase de contraste en el departamento para abrir el protocolo a los demás estamentos".

La diputada remarcó que si bien utilizarán cuestionarios del Gobierno Vasco, el plan de detección y prevención va mucho más allá. El objetivo es más ambicioso. "Hemos identificado donde se encuentran las personas, qué tipo de maltrato pueden estar recibiendo, y hay que concretar cómo se determina ese flujo de información según la competencia de cada cual", detalló.

La herramienta no pretende buscar culpables, sino detectar personas que están viviendo situaciones de sufrimiento por no estar atendidas sus necesidades básicas. "Ponemos el foco en la detección y evaluación de las situaciones de riesgo, sobre todo en el caso de las personas mayores que se encuentran en situación de dependencia. Lo cierto es que suelen tener dificultades para comunicar estas situaciones, y por consecuencia, es complejo que lleguen a los servicios sociales".

Los malos tratos ocurren habitualmente en el seno familiar y en muchos casos estas personas están en situación de soledad. "Es algo que dificulta sobremanera poder escuchar su voz", lamentó la responsable foral.