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HILARIO Zubizarreta buscó durante años a su hermano Tomás (Zumaia, 1907), cuya vinculación al Partido Comunista le obligó a huir a Francia durante la Guerra Civil. Supieron de él que había estado preso en territorio galo por algunas cartas que envió a la familia. Sin embargo, el flujo epistolar se interrumpió en 1943 y el silencio sobre su paradero dejó una profunda herida que ha permanecido abierta hasta 2010; año en el que descubrieron que Tomás fue deportado a los campos de concentración nazi de Neuengamme y Bergen-Belsen, ambos en Alemania. No sobrevivió. Falleció en 1945, meses antes de la caída del régimen.

Pero esta cruel noticia que sirvió de bálsamo para aliviar la herida abierta por la ausencia de Tomás llegó tarde para Hilario, quien murió sin saber qué había sido de su hermano. "Se esforzó por buscarlo y solía decir: A este le han quemado en algún horno", recuerda Arritxu, sobrina de Hilario y de Tomás, hija de la única hermana de estos: Rafaela.

Esta zumaiarra de 75 años afirma que sintió "felicidad" cuando logró poner un final a la historia de Tomás, por eso asevera que "contar la historia es importante", aunque sea "difícil" porque haya que llenar "muchos huecos vacíos" o "cosas negras que no se podrán contar".

Pero ella sí lo ha hecho, concretamente a través de un vídeo en el que relata la vicisitudes de sus tíos Tomás, deportado y víctima de un campo de concentración nazi, e Hilario, el hermano que siempre trató de poner las letras adecuadas a la biografía vacía de su hermano. Su testimonio se recoge en el proyecto Euskal Memoriala: La Recuperación de la Memoria Histórica, en el que se busca poner nombre y rostro a los 185 vascas y vascos que "se vieron abocados a los itinerarios del terror repartidos en la geografía europea (Mauthausen, Buchenwald, Ravensbrück...)".

El Centro de Conocimiento de la Fundación EDE, en colaboración con Bakeola, es el promotor de este proyecto de investigación, que "pretende ser un acto de reparación y reconocimiento" de todos los vascos que fueron deportados a campos de concentración nazis, así como de sus familias, que también sufrieron "el olvido y la represión" del Franquismo.

Pero para conseguir su objetivo, han decidido apostar por el crowdfunding, es decir, la microfinanciación y colaboración colectiva. Y como plataforma han optado por Goteo Euskadi, una red social donde se lanzan propuestas de cofinanciación de proyectos innovadores que fomentan el "procomún, el conocimiento libre y el código abierto". No solo se trata de conseguir el dinero que permitirá financiar la realización de entrevistas o la edición audiovisual de los testimonios, sino también de lograr captar otro tipo de recursos, como tareas, servicios o infraestructuras. Incluso, buscan aprovechar la plataforma para identificar a muchas de esas víctimas de las que poco o nada se sabe 70 años después del comienzo de su peculiar infierno.

La Diputación de Gipuzkoa, por ejemplo, ya ha realizado una aportación que ha permitido iniciar la recogida de testimonios como el de Arritxu en este territorio, pero la tarea que queda por delante es todavía titánica.