- "No podíamos dejar pasar la amplia mayoría independentista, republicana y el giro a la izquierda". Marta Vilalta, portavoz de Esquerra, sintetizó así ayer la gestación del nuevo Govern de coalición entre republicanos y Junts que quedará materializado con la investidura de Pere Aragonès. Un Ejecutivo que abrirá "una etapa de transformación" en Catalunya después de tres años y medio de enredos, tensiones y desavenencias incluso dentro del mundo independentista. La presidenta del Parlament, Laura Borràs, le designó ayer como candidato de cara a un pleno que arrancará esta tarde a las 16.00 horas y proseguirá mañana a las 9.00 horas con la posterior votación. 80 años después, ERC volverá a comandar la presidencia de la Generalitat, un sueño y una espera que se les ha hecho eterna. Vilalta defendió una alianza que permitirá "dar respuesta al mandato de las urnas", que registraron "más de un 50 % de votos" independentistas.

Antes del anuncio, Borràs completó la ronda de consultas con Salvador Illa (PSC), Albert Batet y Gemma Geis (JxCat) y los republicanos Josep Maria Jové y la citada Vilalta. Prácticamente un trámite tras el acuerdo forjado por Esquerra y JxCat que ha evitado sobre la bocina la repetición electoral al haberse agotado casi el plazo que expiraba el 26 de mayo. La sorpresa saltó al salir a la luz que la vicepresidenta y portavoz de Junts Elsa Artadi, que sonaba para erigirse en número dos y dirigir Economía, no formará parte del Govern, y así se lo comunicó por carta a Carles Puigdemont, y a su secretario general, Jordi Sànchez. No obedece a ningún veto. Su objetivo se centra en su cargo de concejal en Barcelona.

El pacto, por el que se reparten las carteras a partes iguales -aunque los posconvergentes se hacen con áreas de relevante peso como Economía y Salud, además de compartir la gestión de los fondos europeos-, llevará a la creación de un órgano de coordinación que aglutinará al espacio soberanista político y civil para comandar el procés, desligándolo de las funciones, que serán reformuladas, del Consell per la República que abandera Puigdemont. Respecto a la vía estratégica a emplear en Madrid, se trabajará por el consenso en las decisiones aunque con libertad de una y otra fuerza para posicionarse según el asunto.

Entre tanto, Junts ha trasladado a los cuperos un mensaje de tranquilidad al asegurarles que sus acuerdos con Esquerra serán respetados, sobre todo por "lealtad", e incluso confía en blindar este consenso para toda la legislatura y no solo por dos años, momento en el que el president republicano se someterá a una cuestión de confianza. Desde la oposición, el diputado de los comunes en el Parlament, Lucas Ferro, lamentó que la CUP y ERC hayan entregado el Govern "a la derecha catalana", algo que debería llevarles a "hacer una reflexión".

Un 83% de la militancia de JxCat (3.364 afiliados) respaldó el acuerdo con ERC, mientras que un 17% (689) votó en contra en una consulta en la que participó un 62,18% del censo, porcentaje ligeramente inferior a las primarias que eligieron a Borràs como candidata al 14-F (72%).