- El manifiesto suscrito por 271 militares retirados donde se acusa al Gobierno de PSOE y Unidas Podemos de ser un "grave riesgo para la unidad de España y el orden constitucional", cuyo impulsor es el general de división retirado Juan Chicharro, presidente de la Fundación Francisco Franco, ha sido el último de los movimientos de un sector del Ejército nostálgico de otros tiempos, después de la carta enviada a Felipe VI por otros 73 antiguos miembros de este cuerpo, además de más excompañeros manifestándose en un chat en idénticos términos y fidelizando con los postulados de la extrema derecha. Principalmente de Vox, pero también de ciertos ámbitos de PP y Ciudadanos. Desde Moncloa, así como de colectivos de izquierda y fuerzas soberanistas, se suceden los llamamientos al rey español para que se pronuncie en público y zanje esta cuestión. El PNV pidió ayer al monarca que conteste a las misivas, "hable claro" y les ponga "límites" porque, "de forma inaceptable", intentan "traspasar límites" del marco democrático, advirtiéndole de que su silencio "puede ser malinterpretado". Según el portavoz jeltzale en el Congreso, Aitor Esteban, "es curioso que los que están ahora dentro del Ejército no se manifiestan", mientras que los que ya lo han abandonado y lo hacen es "gente que no lo ha dejado hace tanto tiempo y que han sido, muchos de ellos, cúpula".

Pedro Sánchez evitó posicionarse durante la celebración del 6-D pero en una entrevista en El Periódico de Catalunya, reflejó que "Franco ha salido del Valle de los Caídos, pero sigue en la cabeza de unos cuantos". El presidente español calificó a estos exmilitares como un "grupo de nostálgicos marginales" pero precisó que, más allá de este grupo, "lo verdaderamente preocupante es la propagación de los mismos mensajes de odio desde tribunas políticas que no son marginales". Prueba de ello son las palabras del portavoz de Vox en el Congreso, Iván Espinosa de los Monteros, para quien los exmilitares solo muestran su "preocupación" por la democracia y la estabilidad constitucional. Al igual que ellos, cree que deben estar preocupados otros muchos ciudadanos como "panaderos, albañiles o electricistas". "Los militares tienen derecho a expresar esa opinión que muchos compartimos", defendió el ultraderechista. Posición que aprueba un ala del PP como el que lidera Isabel Díaz Ayuso. La presidenta de la Comunidad de Madrid comparte las inquietudes expresadas por militares retirados porque, a su juicio, hay "miembros del Gobierno que estarían de acuerdo con derrocar la Constitución".

Desde Euskadi también se pronunció el coordinador general de EH Bildu, Arnaldo Otegi, para quien hay sectores que pretenden "volver atrás", y enumeró como ejemplo las "maniobras en el Tribunal Supremo y pronunciamientos de militares que están en la reserva hoy, pero son los militares que han estado defendiendo la democracia, entre comillas, en los últimos 40 años". "Todo eso refleja una crisis de régimen y refleja que algunos piensan que la salida autoritaria sigue siendo una opción real para caminar no sabemos en qué dirección", avisó el líder soberanista.

Quien apuntó a una dirección regresiva fue Vox en su concentración en Barcelona, convertida en propaganda electoral de cara al 14-F y contra las tesis independentistas o de izquierda. De hecho, la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, llevará a la Fiscalía de Delitos de Odio "la exaltación del fascismo y el nazismo" protagonizado en la plaza Sant Jaume. "Una cosa es la libertad de expresión. Otra la exaltación del fascismo y el nazismo", indicó en un tuit. Y añadió: "Abascal en Barcelona habla de gobierno ilegítimo. Seguidores suyos hacen saludos fascistas. Militares retirados fantasean con fusilar a 26 millones de españoles. Ante el fascismo no valen titubeos, solo la condena". Al acabar el acto de Vox se vieron brazos en alto de asistentes mientras sonaba el himno español, y a un grupo de unas 20 personas ondeando una bandera neonazi.

"Comparto con los militares la inquietud de que miembros del Gobierno derrocarían la Constitución"

Presidenta de Comunidad de Madrid

"Franco sigue en la cabeza de algunos pero preocupa más que se propague el odio desde las tribunas políticas"

Presidente del Gobierno español