- El jueves por la noche, al término de una protesta negacionista del COVID en el centro de Bilbao se registraron graves incidentes que culminaron con la detención de seis jóvenes y la quema de una veintena de contenedores y vehículos. Por la mañana, en el pleno del Parlamento, el lehendakari Urkullu censuró lo ocurrido y lo calificó de “terrorismo” porque atenta contra la salud y el bienestar de los ciudadanos. Por la tarde, el que se pronunció fue Sortu, que mediante un comunicado acusó a la extrema derecha de mover los hilos de la protesta camuflada en una “estética antisistema”. Sortu fue más allá y aprovechó la circunstancia para responsabilizar de todo ello a la “clase política” y a su “nefasta gestión de la pandemia”.

Preguntado por lo ocurrido, Josu Erkoreka, consejero de Seguridad, descartó que el impulso de los incidentes tenga su origen en el mundo de la izquierda abertzale. Explicó que varios de los detenidos tienen antecedentes delictivos por hechos similares y que a la vista de los canales empleados para difundir las imágenes de los incidentes se deduce que sus inductores “no están precisamente vinculadas a la izquierda aber-tzale”.

También terció en el tema el Sindicato Unificado de Policía. El SUP dio su opinión para censurar al lehendakari que atribuyera categoría de terrorismo a los “desórdenes”, tal y como calificó la violenta revuelta. “Poner en el mismo plano unos desórdenes con los asesinatos padecidos por miles de ciudadanos durante décadas por no someterse a la dictadura de ETA y su entorno político es un despropósito y una falta de respeto a las víctimas”. El sindicato policial, que recientemente ya protagonizó otra intervención pública junto a otros sindicatos policiales en la que acusó al Estado de dejación ante “el avance silencioso del separatismo”, pidió al lehendakari que rectifique.