- El primer ministro británico, Boris Johnson, recurre esta semana a dos asuntos muy polarizantes, el Protocolo de Irlanda del Norte y la llegada de inmigrantes en patera, para pasar página de la rebelión de sus propios diputados que casi le cuesta el cargo. No han pasado ni siete días desde que, el pasado lunes, un 41% de sus compañeros conservadores en el Parlamento votaron por sacar a Johnson de Downing Street, lo que dejó al primer ministro malherido. Tras su victoria pírrica, el Ejecutivo trata de recuperar la iniciativa al poner el foco en cuestiones calientes -Irlanda del Norte y la inmigración- que dividen al país pero cohesionan a sus votantes conservadores. Además, obligan a los diputados rebeldes que votaron frente a Johnson a posicionarse y cerrar filas con el Gobierno.

El Ejecutivo lleva hoy a la Cámara de los Comunes (baja) la legislación que permitiría anular de manera unilateral partes del Protocolo para Irlanda del Norte acordado con la Unión Europea como parte del brexit. Junto al proyecto de ley se publicará la opinión jurídica de sus asesores que, a juicio de Downing Street, confirma la legalidad de su acción.

El ministro para Irlanda del Norte, Brandon Lewis, reiteró en una entrevista que la ruptura unilateral de partes del protocolo no supondría una violación del derecho internacional. “La legislación aporta claridad. Queremos arreglar los problemas causados por el protocolo. Hemos visto una falta de flexibilidad en la Unión Europea, lo que propone Bruselas nos haría retroceder”, señaló Lewis. Para Lewis, el proyecto de ley, que será debatido durante semanas en el Parlamento, trata de salvaguardar el Acuerdo de Viernes Santo, que en 1998 llevó la paz a Irlanda del Norte,

El protocolo establece que Irlanda del Norte sigue vinculada al mercado único comunitario para bienes, por lo que las mercancías que cruzan entre la isla de Gran Bretaña y ese territorio han de pasar controles aduaneros para así asegurar que la frontera entre las dos Irlandas continúa siendo invisible. “Siempre priorizaremos el Acuerdo de Viernes Santo sobre cualquier otra cosa. Los abogados del Gobierno han sido muy claros con que estamos trabajando dentro de la ley”, dijo Lewis.

La visión no puede ser más opuesta desde la óptica de los nacionalistas irlandeses. La presidenta del Sinn Féin -que fue el partido más votado en las últimas elecciones en Irlanda del Norte-, Mary Lou McDonald, consideró precisamente que es el acuerdo de paz lo que se ve socavado por los planes de Londres. “Irlanda no será el daño colateral en los juegos de poder del partido conservador”, sentenció McDonald, también en Sky News.

Y si la legislación sobre Irlanda del Norte se enfrentará con seguridad al escrutinio de los jueces, también lo hará otra de las medidas estrella de Johnson: la deportación a Ruanda de los demandantes de asilo que entren en el país por vías ilegales, principalmente en barca a través del canal de la Mancha. Hoy mismo una corte de apelación revisará el recurso contra la decisión del Tribunal Superior de Londres de dar luz verde al primer vuelo a Ruanda con demandantes de asilo, previsto para mañana. Si se confirma el fallo, 31 solicitantes de refugio saldrán con destino a Ruanda, algo que ha sido criticado incluso por el heredero de la Corona, el príncipe Carlos, según fuentes cercanas a él citadas por la prensa inglesa. El principal sindicato de funcionarios, el PCS, que ha tomado medidas legales, confía en que la Justicia paralice la expulsión. l

l “Derecho internacional. La presidenta del partido nacionalista irlandés Sinn Féin, Mary Lou McDonald, acusó ayer al Gobierno británico de estar a punto de violar el derecho Internacional cuando presente su plan para modificar el Protocolo de Irlanda del Norte incluido en el acuerdo del brexit, pese a los avisos de la Unión Europea.

l ‘Brexit’. El protocolo es uno de los pilares clave del acuerdo del brexit. Creado en su día para evitar una frontera dura en el Úlster, obliga ahora a introducir controles en el tráfico de bienes con la isla de Gran Bretaña, ya que de lo contrario todo Reino Unido seguiría formando parte del mercado único.