principios de julio el fuego había arrasado más de 300.000 acres (1.200 km²) de terreno en seis estados de la Unión. Dos semanas más tarde, más de 14.000 bomberos están luchando contra 68 incendios de grandes dimensiones en doce estados. Según informa el Centro Nacional de Bomberos (NIFC), en lo que va del año ha habido casi 34.000 incendios en los Estados Unidos, que han calcinado más de 2 millones de acres (cerca de 8.000 km²). Todo un récord, ya que en 2020 -un mal año- se registraron 27.770 incendios que quemaron alrededor de 1,6 millones de acres.

El pronóstico no es optimista. Los diversos centros de meteorología anunciaron la semana pasada con acierto que las ráfagas de viento avivarían las llamas alimentadas por condiciones sumamente adversas de viento, calor y sequía. Desafortunadamente, madre naturaleza no ayudará a los bomberos en su batalla contra el fuego ya que el pronóstico a largo plazo es adverso: Aumento de las temperaturas, fuertes vientos y escasez de lluvias. Matt Rinde, meteorólogo principal de AccuWeather, fue taxativo al anunciar que el Oeste en general, y en el Noroeste en particular, permanecerían "trágicamente secos". Esto significa que la situación de la sequía que actualmente afecta a más del 93% del Oeste, se va a recrudecer. El Grupo Nacional de Coordinación de Vida Silvestre ha asegurado que la escasa recuperación de la humedad durante la noche ha contribuido a la propagación de las llamas, y los combustibles afectados por la sequía están generando tasas de dispersión muy fuertes por lo que se espera que se produzcan nuevos incendios.

El miércoles por la noche, el NIFC declaró el estado de alerta nacional de nivel 5. Ésta es la primera vez que se activa este tipo de alarma en una década. Es un hecho inquietante, pero no comprendemos su verdadera dimensión hasta que no los contrastamos con datos concretos: Death Valley, a 130 millas al noroeste de Las Vegas, ha vuelto a batir récords de calor el viernes 9 de julio alcanzando los 54,44oC. Una de las cinco temperaturas más altas jamás registradas en el planeta. Si bien es cierto que el Valle de la Muerte ha conocido dos de las cinco temperaturas más altas de la historia reciente de la humanidad, en los últimos diez días las temperaturas medias se han colocado entre 46oC y 49oC (con mínimas de 34oC). Esto es lo que significa alerta de nivel 5.

Si bien son Idaho, Arizona y Montana los más afectados por los incendios, los dos mayores focos de fuego se concentran en el Beckwourth Complex de California y en Bootleg Fire, Oregon. Este último incendio, localizado en el Bosque Nacional Fremont-Winema, aproximadamente a 15 kilómetros al noreste de Sprague River (Oregon), es actualmente el más devastador de la república y está creciendo rápidamente. Los servicios de extinción han anunciado que tardarán más de cuatro meses en contenerlo y los tornados de fuego, cada vez más comunes, han hecho su aparición. El saldo es sobrecogedor: En tan sólo diez días se han quemado ya más de 212.000 acres (860 km²) y sólo está contenido en un 5%. Tan sólo el lunes pasado, el fuego asoló 50.000 acres más de bosque. Hasta el momento ha destruido unas 20 casas y otras 2.000 están siendo evacuadas. El gobernador ha tenido que movilizar a la Guardia Nacional para asistir en esta operación y ha ordenado el cierre de carreteras en la zona. Tal como registra Derrick B. Taylor para The New York Times, Al Lawson, comandante de bomberos, ha advertido a su personal de la gravedad del incendio: "Al salir hoy, ajústense a su realidad... Nunca hemos visto un incendio como este, de estas condiciones, tan temprano en el año. Esperen que el fuego haga cosas que no han visto antes".

En Beckwourth Complex se ha registrado el mayor incendio de California en lo que va de año. Para cuando los servicios de emergencia pudieron contener un 71% del mismo el pasado jueves, las llamas ya habían consumido 95.000 acres de terreno (2.000 km²) cerca de la frontera de Nevada. Un tren de bomberos se unió a la lucha contra este incendio forestal, pero no es suficiente. Beverly Houdyshell, de 79 años, cuyo hogar fue devorado por las llamas, aseguró sentada en el porche de la casa de su nieta en Doyle (California), que es demasiado vieja y demasiado pobre como para reconstruir su casa, por lo que no está segura de lo que le depara el futuro. Tiene seguro, pero no ha tenido noticias de su representante. "¿Qué posibilidades tengo de reconstruir mi hogar? Ninguna", aseguró.

En Idaho, el incendio de Snake River sigue ardiendo una semana después de haber sido provocado por un relámpago en la mañana del 7 de julio. Este foco de fuego ha arrasado 388 km² de monte. Tal como informó Talal Ansari para The Wall Street Journal, Brad Little, gobernador republicano de Idaho, advirtió que ésta podría ser una de las peores temporadas de incendios del estado. "Idaho ha tenido la suerte en los últimos años al evitar las devastadoras temporadas de incendios que han sufrido otros estados, pero este año podría ser diferente... Además de la sequía extrema en muchas partes de Idaho, estamos en medio de una ola de calor excesiva y prolongada".

También en Canadá los incendios han arrasado más de 500.000 acres (2.000 km2). Después de días de calor extremo, las llamas consumieron la pequeña ciudad de Lytton el 30 de junio, destruyendo el 90% de las estructuras y matando al menos a dos personas. El martes pasado se registraban más de 300 focos de fuego activos en la British Columbia y 34 de ellos se iniciaron en los últimos dos días.

El coste en vidas humanas de este fenómeno medioambiental está ascendiendo. Según los datos del Servicio Meteorológico Nacional, las olas de calor extremo han matado a más personas en los Estados Unidos entre 1991 y 2020 que cualquier otro evento meteorológico: Un promedio de 138 personas al año. Choques de frío, exposición a cianobacterias, sobrehidratación e hiponatremia y, obviamente, deshidratación son algunos de los peores riesgos del calor excesivo. Pero la intoxicación del aire es asimismo un fenómeno peligroso. La gran cantidad de humo que emiten los incendios está afectando áreas muy alejadas del alcance de las llamas. Tal como ha anunciado el meteorólogo Mike LeSeney, las alertas de calidad del aire permanecen activas en partes de Oregon, Idaho, Wyoming y Colorado. El clima en las áreas afectadas por el humo cambiará poco en los próximos días, lo que permitirá que las partículas de humo se acumulen al este de Oregon y de Washington antes de flotar a través de Idaho, Nevada y Utah. La alta concentración de estas partículas puede irritar los ojos, los pulmones y puede empeorar algunas condiciones médicas, pero también causa la muerte de las personas más vulnerables.

Jay Inslee, gobernador de Washington, que ha declarado el estado de emergencia por sequía, ha sido contundente al afirmar que el cambio climático es la causa principal de las altas temperaturas, los incendios forestales y otros problemas ambientales: "Cada rincón de nuestro estado está bajo ataque...". Ya nos hemos acostumbrado: esto es el verano en tiempos de cambio climático. La naturaleza se cobrará muy caro el lujo -o la ligereza- humana de negar esta realidad.