Dimitris Kufondinas, uno de los líderes de la desaparecida organización terrorista 17 de Noviembre, se encuentra en estado crítico tras más de 50 días de huelga de hambre, con lo que han aumentado las peticiones al Gobierno griego para que ceda a su demanda y la tensión entre los principales partidos.

El Hospital de Lamia anunció el sábado que el estado de salud de Kufondinas había "empeorado seriamente" tras 12 días en la uci y, especialmente, a raíz de comenzar el pasado lunes una huelga de sed.

Kufondinas, condenado a once cadenas perpetuas, inició su ayuno para reclamar su traslado a una cárcel que le corresponde por ley, situada en Atenas. Actualmente cumple su condena en una penitenciaría de alta seguridad, a 250 kilómetros de la capital.

"En conformidad con la legislación actual, el personal de la uci está tomando todas las acciones médicas y farmacológicas necesarias para lidiar con las consecuencias de la negativa persistente del paciente a comer o recibir líquidos", aseguró el hospital.

La noticia de que la vida de Kufondinas pende de un hilo ha aumentado la tensión en la política griega, tras varias muestras de solidaridad con el reo por parte de juristas y personajes destacados de la cultura, así como ataques contra edificios ministeriales y del partido en el Gobierno, Nueva Democracia.

Este sábado unas 2.000 personas se congregaron en la plaza Syntagma de Atenas, frente al Parlamento, para pedir que no se permita la muerte de un huelguista de hambre. Hoy la presencia policial en la zona fue reforzada, con un cañón de agua aparcado a pocos metros de allí, anticipando una posible nueva manifestación.

Toda la oposición, menos la ultraderecha, ha pedido al Gobierno que cambie su actitud sobre la petición de Kufondinas, pero el Ejecutivo se ha mostrado firme y ha calificado la huelga de hambre de "chantaje".

"La vida en un país gobernado por el Estado de Derecho es el bien más preciado. Incluso cuando es la de convictos que no la respetaron", escribió el líder del izquierdista Syriza, Alexis Tsipras, en sus redes sociales.

La oficina del primer ministro, Kyriakos Mitsotakis, respondió a Tsipras acusándolo de haber utilizado una de las primeras leyes aprobadas por su Gobierno para dar un trato de favor a Kufondinas.

"El señor Tsipras viene y, en lugar de pedir al preso que acabe con la huelga de hambre, apela al Gobierno para que acepte su petición de elegir la prisión en la que cumplir sentencia", afirmó.

Mientras, la asociación de familiares de víctimas de 17N ha emitido un llamamiento para que Kufondinas renuncie a su petición "y viva. Su muerte no nos devolverá a los nuestros".

Además, ha solicitado a aquellos que han mostrado su solidaridad con el huelguista que "en lugar de buscar la retirada del Estado, pidan al asesino que pare la huelga de hambre. Dejad que busque su derecho, si creéis que lo tiene, en los tribunales".

La organización 17 de Noviembre apareció en 1974, poco después de la caída de la dictadura de los coroneles, y fue desarticulada en el verano de 2002, cuando una bomba de fabricación casera le estalló en las manos a Savvas Xirós, uno de sus miembros destacados.

En sus años de actividad, asesinó a 22 personas, entre ellos, un destacado torturador de la dictadura y dos representantes de la CIA en Atenas, además de empresarios, políticos y editores.