- El programa nuclear iraní vuelve a causar tensiones entre Irán, Estados Unidos y el OIEA -la agencia nuclear de la ONU- que exigió ayer “respuestas creíbles” de Teherán para explicar dudas sobre el origen de partículas de material fisible no declarado en la República Islámica.

El director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Rafael Grossi, señaló ante la prensa que “Irán debe ofrecer información que sea técnicamente creíble”.

“Esto no es un ejercicio académico. Nos tienen que explicar por qué encontramos lo que encontramos. Sus explicaciones no han sido satisfactorias”, señaló durante un receso de una reunión de la Junta de Gobernadores del OIEA, que se celebra esta semana.

Hacía referencia a unas partículas de uranio de origen antropogénico encontradas en 2019 en un sitio del que Irán no ha informado como espacio de experimentos atómicos.

La delegación de EEUU criticó en el pleno de la Junta como “absolutamente inaceptable” que Irán no haya resuelto en casi dos años el origen de estas trazas fisibles.

Aparte de este asunto, Irán ha dado una nueva vuelta de tuerca a su desafío nuclear al introducir el pasado 14 de noviembre uranio en gas (UF6) en una cascada de 174 centrifugadores del tipo IR2m, de segunda generación, en la planta subterránea de Natanz.

Se trata de una nueva violación del acuerdo atómico de Viena, firmado en 2015 entre Irán y seis potencias: Rusia, China, Francia, Reino Unido, Alemania y Estados Unidos (que lo abandonó en 2018).

El propio Grossi informó ayer a los 35 estados miembro de la Junta de Gobernadores sobre esta medida iraní, que por el momento no constituye un “aumento significativo” de la producción de uranio enriquecido.

Sin embargo, las nuevas centrifugadoras tienen la capacidad de producir en menos tiempo más uranio enriquecido que las del tipo IR1, por lo que su uso está vetado por el acuerdo.

Se trata del más reciente incumplimiento iraní del tratado conocido como Plan integral de acción conjunto. El acuerdo limita el programa atómico de Irán para evitar que se pueda hacer a corto plazo con una bomba nuclear. Todo ello a cambio del levantamiento de sanciones diplomáticos y alivios económicos.

Para presionar a los países europeos del acuerdo, Teherán empezó a incluir el año pasado ciertos aspectos del JCPOA para conseguir las ventajas económicas prometidas.

El acuerdo permite a Teherán seguir usando 5.060 centrifugadoras de primera generación, aunque limita el almacenamiento del uranio enriquecido a un máximo 300 kilos, un nivel que Irán supera ahora unas doce veces, según el OIEA.

En su último informe sobre Irán, emitido la semana pasada, los inspectores de la ONU explican que los iraníes han comenzado con la instalación de una cascada de centrifugadoras del tipo IR-4, más moderna aún, aunque todavía no las de tipo IR-6.

Según recientes cálculos del Instituto para la Ciencia y la Seguridad Internacional (ISIS) de Washington, las tres cascadas con máquinas del tipo IR2m, IR-4 e IR-6 aumentarían la capacidad iraní de enriquecimiento de uranio en casi un 50%.

El mismo instituto estima que Irán necesitaría ahora menos de seis meses para hacerse con suficiente uranio enriquecido para dos bombas.

Las informaciones sobre las nuevas actividades no permitidas llegan poco después de conocerse que Trump quiso atacar la semana pasada a Irán, aunque le disuadieron.

EEUU sanciona una asociación iraní. Impuso una sanción contra una fundación controlada por el líder supremo de Irán, Ali Jamenei, por supuestos abusos de derechos humanos. EEUU subraya que es usada por Jamenei para “enriquecerse, recompensar a sus aliados y perseguir a enemigos del régimen”.

Irán quiere volver. El Gobierno de Irán ha destacado que “cumplirá sus obligaciones” del acuerdo nuclear de 2015 si EEUU se reintegra en el mismo y retira las sanciones impuestas a Teherán una vez Biden asuma el cargo.