- La política exterior británica en tiempos del brexit centró ayer sábado el arranque del congreso anual de los conservadores de Boris Johnson, en el que el titular de Exteriores, Dominic Raab, defendió la independencia del Reino Unido para aprobar sus leyes y dejó claro que su país no estará sometido a Bruselas.

En el primer día de esta cita anual, que por primera vez se organizó en versión virtual a causa de la COVID, Raab se refirió en su intervención a las actuales negociaciones con la UE para alcanzar un acuerdo comercial que debería regir el futuro vínculo entre las partes a partir del año próximo. Así, Raab aseguró que “están acabados” los tiempos en que Bruselas tenía al Reino Unido con el “agua al cuello”, en referencia a la exigencia del bloque a adoptar determinadas medidas comunitarias a pesar de las reticencias de los británicos. “Sí, queremos un acuerdo de libre comercio con la UE, pero un pacto que sea justo”, subrayó Raab, después de que terminase ayer la novena ronda de negociaciones entre Londres y Bruselas, sin que las partes pudieran alcanzar un pacto de cara al fin del actual periodo de transición que termina el 31 de diciembre.

“Con los conservadores, no hay dudas. Nuestro Gobierno controlará nuestra pesca, nuestro Parlamento aprobará nuestras leyes y nuestros tribunales juzgarán”, insistió un desafiante Raab. Además, defendió la necesidad de que su país se abra al mundo, en virtud de una política que denominó Reino Unido Global, que se ha traducido en la fusión del Ministerio de Exteriores y el de Cooperación Internacional, efectiva desde el pasado septiembre, porque -dijo- “tenemos más impacto cuando todas las áreas de la política exterior británica están unidas”.

Durante el congreso, el ministro del Gabinete, Michael Gove, también se pronunció sobre el brexit y admitió sentirse “optimista” sobre las perspectivas de un acuerdo con la UE. El primer ministro, Boris Johnson, también dijo sentirse “optimista” de conseguir un acuerdo con la UE, pero siempre que las partes “ejerciten el sentido común”. “Hemos sido miembros durante 45 años y no veo por qué ellos no pueden tener el mismo acuerdo con nosotros, así que soy bastante optimista”, añadió Johnson.

El ministro de Exteriores, Dominic Raab, admitió ante los conservadores el temor de que Johnson pudiera morir el pasado abril cuando fue ingresado en la unidad de cuidados intensivos de un hospital de Londres al agravarse su estado de salud tras dar positivo en COVID-19.

“Casi le cuesta la vida a nuestro primer ministro, nuestro amigo y nuestro líder. Realmente estaba preocupado de que tal vez lo perdíamos”, agregó Raab, quien se hizo cargo de las riendas del Gobierno durante la hospitalización de Johnson.

En el congreso anual, la formación anunció que tendrá una segunda sede -además de la de Londres- en la ciudad de Leeds, en el norte de Inglaterra, para reforzar su presencia en esta parte del país, tradicionalmente laborista, después de que circunscripciones de estas áreas apoyasen ampliamente a los tories en las elecciones generales británicas celebradas en diciembre. “La nueva sede le permitirá al partido tener una base en el corazón de la pared azul”, como se denomina a la zona del norte inglés donde los tories arrasaron en diciembre, señaló ayer la vice-presidenta honoraria del partido, Amanda Milling.

Además de Gove y Raab, en los próximos días intervendrán la ministra de Interior, Priti Patel, y el titular de Economía, Sunak, antes de que Johnson clausure el evento el martes.