Ane Zabaleta es pintora "un poco empujada por las circunstancias de la vida, un poco por accidente", reconoce. "Me gustaba la pintura, pero no ésta, sino la artística. Pero mi marido era albañil, así que salió esto. Tuvimos familia, y tenía que hacer algo, lo que fuera, pasa ganarme las castañas", considera. Sus inicios fueron "pintando decorados de televisión", pero "eso se acabó y había que seguir comiendo. Empezamos a pintar y ya llevo 31 años".

Una de las razones por las que Ane Zabaleta decidió ser emprendedora por su poca confianza en los gestores del mundo laboral. "Soy una tía y no mido dos metros, más bien soy chiquita. Siempre pensé que si iba a pedir trabajo a alguna empresa, que, a veces es más cómodo, te lo dan hecho, no tienes que estar pensando en buscar clientes, ni llevar la contabilidad, ni hacer declaraciones de IVA, pensaba que jamás me iban a contratar", confiesa. Así que decidió ser emprendedora. "Pensé que no me quedaba otra", subraya. Tampoco le gusta que le manden: "Para ser esclava para otros, prefiero serlo para mí".

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La organización de este tiempo de eventos, para Ane, "rompe tabúes y eso está bien", pero es de la opinión de que "en el mundo real, en el día a día, la gente te contrata si lo haces bien y respondes. Ahí se rompen las barreras del sexo. Yo no he tenido problemas con eso. Si trabajas bien y respondes, a un cliente le da lo mismo que seas hombre o mujer".